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Sábado 16/11/2024
 
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Políticamente incorrecto

Tal como están planteando los políticos la reflexión sobre el joven vasco que la emprendió a mazazos contra una Herrikotaberna, parece que lo políticamente correcto es condenar primero que el joven se tomase la justicia y recurriese a la violencia...

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Tal como están planteando los políticos la reflexión sobre el joven vasco que la emprendió a mazazos contra una Herrikotaberna, parece que lo políticamente correcto es condenar primero que el joven se tomase la justicia y recurriese a la violencia en vez de confiar en el Estado de Derecho y sólo después mostrar algo paternalistamente toda la comprensión humana hacia su airada reacción en atención a que un atentado de los amigos de los herricoparroquianos, la banda terrorista ETA, acaba de reventarle la casa; y yo creo que el orden correcto de la ecuación no es éste si no el que están siguiendo los ciudadanitos de a pie que llaman a la radio o participan en los foros de internet, a saber, primero mostrar todo el apoyo y la solidaridad al joven y la mayor comprensión hacia su acción, y sólo después, hablar de cómo deben ser las cosas en un Estado de Derecho que se precie pero para pedirle cuentas y señalarle que va con las vergüenzas al aire al nuestro, al Estado de Derecho español.

Me gustaría aclarar, porque en nuestro país empieza a ser necesario aclarar lo obvio, que como la gran mayoría de los españoles yo soy una convencida de que en democracia al Estado es al único que le corresponde el recurso legítimo a la violencia con arreglo a lo que prescriben las leyes y ni un gramo más. La única alternativa conocida al imperio de la ley, como es de sobra sabido, es la ley de la selva y del sálvese quien pueda, la ley del más fuerte. En un Estado de Derecho, nadie que defienda la ley y repudie la violencia puede aplaudir que un ciudadano se tome la justicia a mazazos sin incurrir en una grave incoherencia. A quien debe recurrir, en quien debe confiar, y de quien debe esperar justicia este ciudadano y todos los demócratas es del Estado de Derecho. Pero, ¿se puede hablar de imperio de la ley en Euskadi?.

A raíz de este triste episodio me han vuelto a venir a la memoria la naturalidad con la que a menudo oímos hablar a los políticos y en los medios de comunicación de que hay cientos de miles de exilados vascos que han tenido que huir del imperio del temor y del terror en que cuarenta años de terrorismo etarras y tibieza nacionalista han convertido la hermosísima tierra de Euskadi. Incluso ahora, todos hemos coincidido en considerar como normal y hecho que este joven deba marcharse y no pueda volver de por vida a su pueblo porque peligraría su vida, mientras los proetarras seguirán tomando chikitos. Lo normal, en un Estado de Derecho, es que sean los malos quienes deban temer, bajar la cabeza y huir, y no los buenos; pero en Euskadi es al revés, y mientras esto sea así y los buenos no se sientan amparados de manera continuada y efectiva contra ETA –sin yenkas negociadoras– por el Estado de Derecho, lo raro, en mi opinión, es que no haya más hombres de la maza.

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