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Aranda de Duero, la ciudad del vino subterránea

Este pequeño pero acogedor municipio tiene su propia historia ligada al vino, una historia que tiene sus raíces en el mismo subsuelo de la ciudad

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  • ARANDA DE DUERO -

Cultura, patrimonio, historia, naturaleza y vino, sobre todo vino, es lo que se respira en el municipio burgalés de Aranda de Duero. Un tipo de cultura del que sus gentes se sienten orgullosas y para el que no dudan ni instante en mostrar toda su amabilidad y generosidad enseñando sus propias bodegas a los visitantes.

   Este pequeño pero acogedor municipio tiene su propia historia ligada al vino, una historia que tiene sus raíces en el mismo subsuelo de la ciudad, donde a finales del siglo XII y principios del siglo XIII se comenzó a construir una extensa red de bodegas medievales subterráneas, justo debajo de las casa de los arandinos.

   Más de siete kilómetros de recorrido de galerías, construidas entre 10 y 14 metros de profundidad, en las que se dan las condiciones idóneas de temperatura (entre 9 y 11 grados) y humedad para la conservación y elaboración de vino. Los túneles conectan unas bodegas con otras y tienen su origen en la economía del pueblo.


   Antiguamente, el viñedo dominaba el paisaje y sus caldos eran transportados por arrieros en carros llenos de pellejos de vino. Ante la necesidad de almacenar toda esta cantidad de cantares de mosto, los arandinos desarrollaron toda esta red de pasadizos subterráneos, parcialmente visible hoy en día. Alrededor de 300 bodegas llegaron a formar parte de esta tela de araña, aunque en la actualidad se conservan cerca de 135, algunas privadas y otras a la vista para el disfrute de los visitantes.

   Así, una de ellas es la 'Bodega de la Ánimas', una especie de bodega-museo que recrea elementos arquitectónicos, así como diferentes actividades y trabajos relacionados con la elaboración tradicional del vino en la Ribera del Duero, como el botero, el cestero o el cubero (ahora tonelero).

   Para conocer el legado histórico de la cultura del vino, Aranda cuenta con el el Centro de Interpretación de la Arquitectura asociada al Vino (CIAVIN), situado en los restos de un antiguo edificio del siglo XVIII, al cual se accede a través de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Aranda de Duero.

LOS VINOS DE LA RIBERA DEL DUERO.

   "¡Castellanos de Castilla, nunca habéis visto la mar! ¡Alerta, que en estos ojos del sur y en este cantar yo os traigo toda la mar! ¡Miradme, que pasa el mar!" . Con este poema Rafal Alberti quiso traer el mar a su paso por los pueblos de Castilla, entre ellos Aranda de Duero.

   Un mar que para los castellanos se refleja en el río Duero, que baña las provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, donde se sitúa la ruta del vino Ribera del Duero (que forma parte del club de producto Rutas del Vino de España). Se trata de más de 100 pueblos a lo largo de una franja vitícola de unos 115 km.

   Dentro de esta ruta se ubica Aranda de Duero, que junto a Peñafiel, San Esteban de Gormaz, Peñaranda o Roa de Duero, son las villas más emblemática de los vinos de la Ribera del Duero.

   Son vinos de Denominación de Origen relativamente joven, pero en sus escasos 30 años de vida como D.O. ha crecido y se ha convertido en un referente de los vinos de calidad.

   Los vinos rosados, Tintos Jóvenes, Crianzas, Reservas y Grandes Reservas repartidos en 900 marcas que llevan el sello Ribera del Duero son la imagen de 8.000 viticultores y más de 270 bodegas,  todos ellos con la misma característica en común: la uva Tempranillo.

OTROS LUGARES QUE VISITAR EN ARANDA.

   Pero no todo es vino en Aranda, junto al turismo del vino se desarrolla todo un conjunto de actividades que desvelan los encantos históricos, culturales y gastronómicos de estas localidades. Ejemplo de ello es su plato estrella, el lechazo asado, cuya máxima expresión son las 'Jornadas del Lechazo'.

   Paseando entre sus calles, en el centro de la localidad se haya la iglesia de Santa María la Real.  Según los Libros de Fábrica de la Iglesia, ya estaba en construcción en 1439. Se cree que Juan Guas, junto con Juan de Colonia, fueron los autores de la obra. Destaca la pila bautismal del siglo XIII, la escalera del coro, realizada en 1523 por Sebastián de la Torre y la decoración con animales de su fachada exterior.

   El museo Sacro de San Juan Bautista es otra parada obligatoria en el centro histórico. De arte gótico, excepto la Capilla de las Calderonas con un retablo renacentista, acoge piezas de extraordinario valor artístico, exponiendo al público parte del patrimonio religioso de la diócesis de Aranda de Duero.

   El Museo Casa de las Bolas, una colección de cuadros que el ingeniero Félix Cañada donó al Ayuntamiento, la iglesia de San Nicolás de Bari que posee una portada románica del siglo XIII a tres kilómetros de Aranda o la Casa-Palacio Berdugo, son otras de maravillas que ofrece esta localidad.

LA RIBERA QUE ME GUSTA.

   Y como no podía altar, el vino también está presente en la nueva Marca Ciudad de Aranda de Duero.  Bajo el lema 'Aranda de Duero. La Ribera que me gusta', la marca reúne tres valores fundamentales y diferenciadores de esta villa como son sus siglas, su Duero y su Ribera.

   Creada por Eduardo Miravalles, la marca pretende reforzar su cultura, patrimonio, arquitectura, folclore, gastronomía, deporte, naturaleza, historia, paisaje, futuro y por su puesto el vino. Se divide en varios logos de diferentes colores en los que el vino está presente.

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