Resulta que a Miguel Blesa (ese que dirigió Bankia, que se mensajeó con todo el mundo y que entró y salió en la cárcel costándole la carrera a un juez) lo han tenido que escoltar los antidisturbios cuando salía de declarar ante la Audiencia Nacional, que no le ha retirado el pasaporte para que pueda viajar, más o menos, tranquilamente. No es la primera vez que me manifesto en contra de los excesos de bancos y cajas (que son lo mismo porque ambos se comportaron igual) pero la imagen del abusador siendo protegido por los antidisturbios frente a las víctimas sigue chirriándome en las entrañas de la conciencia.
En este mundo en el que vivimos bandean muchas formas de entender y de afrontar la vida. Pero lo que nunca he entendido es que se proteja al que abusa y encima se deje desatendidas a las víctimas. Preferentes y subordinadas se comercializaron sin control, sin ofrecer la información adecuada, apelando a una alta rentabilidad que engatusó a muchos y aunque haya algunos que, simple y llanamente, sabían más o menos lo que estaban firmando, lo cierto y verdad es que la gran mayoría no se han dado cuenta de su condición de engañados hasta hace muy poco tiempo. Es decir, son víctimas, en mayor o menor grado, pero son víctimas. Y viene ahora el sistema y les da la espalda a una buena parte de los afectados. Doblemente víctimas.
Sigo sin entender que se defienda la intervención encubierta que ha supuesto que le den a España 60.000 millones de euros para los bancos y que, sin embargo, no se articule un verdadero sistema que atienda a todos los afectados por las preferentes y subordinadas por igual, sin hacer diferenciaciones por el hecho de que la entidad ha sido o no intervenida, porque es indignante que, además de tener que soportar quitas con las que le roban parte de sus ahorros, encima parece que son víctimas de primera, de segunda y de tercera, como les sucede a los preferentistas de Ceiss.
Pero lo peor es que la estrategia parece que sólo busca cansarlos, que renuncien a su legítimo derecho de acudir a la justicia si creen que han sido víctimas de una estafa, que olviden las pruebas más que evidentes de que algo irregular se ha cometido y convencerles encima de que lo mejor es aceptar cualquier tipo de oferta, pacto, canje, arbitraje o como les quieran llamar con el único objetivo de salvar las cuentas de la entidad de turno, del FROB y del Banco de España sin ni siquiera reconocer que quien lo ha hecho mal ha sido la entidad bancaria. Esa desprotección es indigna de una sociedad civilizada y lo que no vale ahora es que se escandalicen porque una pancarta le haya podido impactar a Blesa en la cabeza pero no clame al cielo lo que le estamos haciendo todos a esas personas.