En política, ha sido norma que cualquier gobierno de estreno haya dedicado sus tres primeros meses a criticar al anterior. En Ronda, el Gobierno que integran PP y PA lleva ya tres años por ese camino, creyendo que puede fiar de esta manera cualquier éxito electoral futuro al mensaje manido de la herencia recibida de los socialistas, mientras el mercado laboral se pudre, con mínimos históricos en las afiliaciones a la Seguridad Social en Ronda, tal y como se contaba en el anterior número de este periódico; sin que tres años después se nos haya explicado cuál era la hoja de ruta, puesto que los proyectos han ido surgiendo a voz de pronto conforme Bendodo ha ido mandando algún dinerillo; sin que ni rondeños ni colectivos acudan al Ayuntamiento, donde desde hace tres años siempre hubo un ‘no’ por respuesta ante cualquier planteamiento; sin que nadie entienda el nivel de chulería, si no de indolencia, que mantienen muchos de cuantos nos gobiernan pese a su propio inmovilismo, por no hablar de la decadencia a la que por su inacción llevaron a esta ciudad.
Este miércoles pasado hacía tres años desde que se celebró aquel recordado pleno en Santo Domingo en que Mari Paz Fernández, pese a haber perdido las elecciones, se alzaba con el bastón de mando de la ciudad. Los meses hicieron que la alcaldesa se fuese encogiendo, empequeñeciendo; nunca abandonó su conocido tono, con ciertos aires de despotismo y chulería; pero Ronda se quedó muy muy grande; la cuesta arriba se empinó con el paso de los días. Nunca llegaron inversores porque se recortó tanto que se olvidó dejar dinero para la gasolina con que hubo de ir a buscarlos; de nada sirvieron los aduladores a sueldo de los que se rodeó el equipo de Gobierno para vender humo día sí y día también; el paro no sólo no bajó, sino que se incrementó en más de 1.000 personas durante estos años, con 2.000 afiliados menos a la seguridad social (sumen); el PGOU se metió en un cajón, como estuvo durante años, y también el proyecto de Patrimonio de la Humanidad; se recortaron derechos a los empleados públicos, y no para salvarles, sino para enmendarles; se cortaron cabezas; no hubo un proceso de concurso sobre el que no se generaran dudas de transparencia; se decidió de forma indecente vender parte del patrimonio de todos los rondeños; y se endeudó a todos los rondeños para los próximos diez años... Y todo ello mientras muchos de nuestros munícipes disfrutaron de un empleo a jornada completa sin tener que entrar en el Ayuntamiento más tarde de las nueve ni salir después de las dos o las tres, con tiempo cada tarde para echar la siesta o ir al gimnasio, con las agendas tan vacías por haber parado tanto el motor que cuando tocó inventar para rellenar los días, las comparecencias resultaron bochornosas más veces que menos. No hubo un sólo día que el Ayuntamiento se apoderase de algún mérito ajeno para venderlo como propio. Y así se les fueron tres años. Tiranía va, tiranía viene. Soberbia supina. Indolencia. Inmovilismo. Sin soluciones.
Llega el verano. Y después la Feria. Y después, octubre. Y después, las elecciones. No queda nada. Se han ido tres años.
Y esta semana, la alcaldesa ha preferido no comentar nada. La oposición se lanzó a recordar tantas y tantas promesas incumplidas; Barriga tuvo que lanzar balones fuera; con Mari Paz Fernández parece que no iba el asunto. No hubo balance de gestión ni siquiera por rebote, y dado que todos habían hablado del asunto. Y la alcaldesa sólo sacó su artillería para distraer a los rondeños, con descarado oportunismo, para anunciar sus intenciones de echar lo que queda de legislatura atacando a la Junta para tapar sus propias vergüenzas. Y aunque todo se le torció ayer a final de la mañana tras que IU anunciara que acabará las rotondas de entrada a Ronda, ya inventarán en el equipo de Gobierno para seguir a la gresca con el Gobierno regional, pese a que sólo con los 3 millones de euros que la Junta invertirá los próximos meses en Ronda, ya habrá sido más de lo que con mucho cariño mandó Bendodo en los últimos 3 años.
Estoy de acuerdo con que haya protestas contra la Junta, pero me gustaría ver a la alcaldesa reclamando algo a su partido. Porque uno no puede ver la paja en el ojo ajeno, y menos aún cuando, como gestor público, siempre debe defender a otros. Pero mucho me temo que ya no hay corrección posible, porque ya no queda nada. Porque con nervios se atina mucho menos. Porque lo que no se ha hecho en tres años, difícilmente se arregla en uno. Lo contaremos.