José Manuel Hesle: "Hay vecinos que aún no saben que la térmica fue desmantelada"
El presidente de la AVV de Puntales hace un repaso al pasado, presente y futuro de un colectivo que cumple 40 años
Los años no pasan en valde y menos 40 para una asociación de vecinos como es Puntales, un colectivo que ya empezó su lucha cuando todavía en España no existía el derecho de asociación. Muchas cosas han logrado en cuatro décadas los vecinos de esta barriada gaditana, que ha pasado de ser un prácticamente gueto a estar totalmente integrado aunque su presidente vecinal, José Manuel Hesle, considere que aún queda mucho trabajo por hacer. Con motivo de su 40 aniversario fundacional Hesle concedió a INFORMACIÓN una entrevista en la que rememora el pasado y habla de sus planes de futuro.
—¿Han pasado pronto 40 años en Puntales?
—Es muy importante que una entidad con tantos años encima siga viva y activa, conforme pasa más tiempo más actividad hay. Cada tarde que llego me encuentro a más gente esperando con sus propuestas. Nuestra vitalidad es como la de un joven de 18 años.
—¿Cuántos años lleva al frente de la entidad?
—Llevo desde 1994, lo que pasa es que aunque yo sepa que soy un motor tengo muy claro que necesito un buen equipo, si no no hubiera resistido tanto tiempo. Somos conscientes que somos herederos de los vecinos anteriores. Cuando cumplimos los 30 años y haciendo un balance positivo la AVV ha tenido buenos y malos momentos, pero la persona o equipo que peor lo haya podido hacer en todo este tiempo no lo ha hecho tan mal para que la entidad haya sufrido las consecuencias. Ha funcionado con diferentes talantes pero el mérito es colectivo.
—¿Cómo decidió entrar en el movimiento vecinal?
—Mi infancia y mi adolescencia estuvieron vinculadas a toda la movida que se generó en Puntales en torno a esos años de la constitución de la AVV, en los 70. En esos años se inició un movimiento social en torno a la parroquia del barrio y evidentemente surge para todos una oportunidad de relación con los demás y de empezar a construir cosas juntos. Yo era hijo de una de las personas que se estaba moviendo en la creación de la AVV y me llamaba la atención la ilusión de aquellas personas que estaban provocando la amistad y el encuentro. Los ejemplos de estas personas me hicieron ver que yo también quería hacer algo similar. En 1992 empiezo a participar con el anterior presidente y a imitar lo que habían hecho mis antecesores aparte de dejar caer cosas de mi propia cosecha. Mi vocación vecinal viene de la admiración que sentí hacia los que hicieron cosas por mi barrio.
—¿Cuál cree que es el mayor logro de la AVV Puntales?
—Hay varios hitos importantes. En la primera etapa destaco cuando se consiguió que la central térmica dejara de funcionar con carbón y lo hiciera con gasoil. Fue el asunto que provocó el nacimiento de la asociación. El carbón con el viento se propagaba por todo el barrio, incluido los pulmones de los vecinos. Esa situación había que cambiarla y un grupo de vecinos viajó hasta Madrid, al Instituto Nacional de Industria (INI) y consiguieron que el Ministerio de Industria se sensibilizara con la situación de los vecinos.
—¿Y qué destaca de su época como presidente?
—En 1998 se retoma el movimiento social con la retirada de los depósitos de Campsa, 32 depósitos de combustible que no sólo aislaban a Puntales de Cádiz, sino que ponían en riesgo la vida de los vecinos. A partir de entonces el barrio quedó a la vista desde la barriada de la Paz y se conectó a la ciudad. Aprovechamos muy bien la redacción del PGOU de entonces para dibujar un barrio sin industria que ponía en riesgo la salud de los vecinos y con actividades más conectadas con la Bahía y con el mar, en definitiva, con la propia historia del barrio. Recuerdo que con la demolición de la Campsa corrieron las lágrimas de grandes y chicos. Fue decisivo porque demostró que existíamos, que éramos un barrio de Cádiz con mucho que aportar. Me gustaría destacar que un hito que pasó muy desapercibido fue el desmantelamiento de la térmica, ya que muchos vecinos aún creen que está ahí y hay que recordárselo.
—¿A qué desafíos se enfrenta Puntales en el futuro?
—La aportación que este trocito de la ciudad ha tenido en el pasado puede ser el motor económico del futuro. Me refiero a dos iconos, uno es el fuerte de San Lorenzo, donde los voluntarios de extramuros resistieron al ejército de Napoleón acantonado en el Trocadero y en Matagorda. Durante 32 meses de resistencia se escribió una página importantísima de la historia de España. El otro icono es la torre de Sevillana, símbolo de la industrialización y por la que apostamos para que la Junta la declarase Bien de Interés Cultural. Muchas personas de Cádiz y de fuera van a venir a visitarlas. Si en un futuro cercano podemos subir a las torres de Sevillana para tener una visión inédita de la Bahía y si se le une la propuesta de unirla con la otra con un funicular, estamos hablando de una fuente de ingresos y de desarrollo espectacular.
—¿Qué personas le han influenciado en su trabajo?
—Arturo Prada y Enrique, de El Cerro del Moro. He pasado muy buenos momentos con estas dos personas.
—¿Ha cambiado mucho Puntales socialmente?
—Radicalmente, y aún seguimos en proceso de cambio. Hemos pasado de ser un gueto a estar totalmente abiertos a la ciudad. Le pongo como ejemplo que en Puntales está el Centro de Formación de Adultos Provincial, por lo que no sólo viene gente de Cádiz sino de toda la provincia. Otro ejemplo de nuestra apertura es nuestro centro de promoción, los vecinos de Puntales comparten su asociación con todos los vecinos de Cádiz que quieran, porque compartiendo crecemos y maduramos. En lo que a viviendas se refiere, sólo queda un bloque por restaurar y hay otros nuevos con nuevas familias. Puntales no se tiene que asomar a la azotea para ver el mar, ya podemos pasear por nuestro Paseo Marítimo, aún sin terminar, y vamos a contar con un club náutico de primer nivel. Puntales empieza a ver que tiene un futuro muy prometedor.
—¿Está Puntales plenamente integrado en Cádiz?
—Estamos en proceso, pero el trabajo no está terminado. Por ejemplo, sólo tenemos una oficina bancaria y muchas cosas sin terminar y urbanizar, como el retranqueo del muro de la Armada o la zona colindante de la Zona Franca. No hay que dar sensación de que todo está acabado porque no es así.
—¿Tiene asegurado el movimiento vecinal su continuidad en Puntales?
—Sí. Cada vez hay más vecinos que proponen y piden ayuda para organizar cosas, sobre todo en un sector de población que está en torno a los treinta y tantos años. Creo que el futuro del movimiento vecinal está garantizado por todos estos indicadores.
—¿Han pasado pronto 40 años en Puntales?
—Es muy importante que una entidad con tantos años encima siga viva y activa, conforme pasa más tiempo más actividad hay. Cada tarde que llego me encuentro a más gente esperando con sus propuestas. Nuestra vitalidad es como la de un joven de 18 años.
—¿Cuántos años lleva al frente de la entidad?
—Llevo desde 1994, lo que pasa es que aunque yo sepa que soy un motor tengo muy claro que necesito un buen equipo, si no no hubiera resistido tanto tiempo. Somos conscientes que somos herederos de los vecinos anteriores. Cuando cumplimos los 30 años y haciendo un balance positivo la AVV ha tenido buenos y malos momentos, pero la persona o equipo que peor lo haya podido hacer en todo este tiempo no lo ha hecho tan mal para que la entidad haya sufrido las consecuencias. Ha funcionado con diferentes talantes pero el mérito es colectivo.
—¿Cómo decidió entrar en el movimiento vecinal?
—Mi infancia y mi adolescencia estuvieron vinculadas a toda la movida que se generó en Puntales en torno a esos años de la constitución de la AVV, en los 70. En esos años se inició un movimiento social en torno a la parroquia del barrio y evidentemente surge para todos una oportunidad de relación con los demás y de empezar a construir cosas juntos. Yo era hijo de una de las personas que se estaba moviendo en la creación de la AVV y me llamaba la atención la ilusión de aquellas personas que estaban provocando la amistad y el encuentro. Los ejemplos de estas personas me hicieron ver que yo también quería hacer algo similar. En 1992 empiezo a participar con el anterior presidente y a imitar lo que habían hecho mis antecesores aparte de dejar caer cosas de mi propia cosecha. Mi vocación vecinal viene de la admiración que sentí hacia los que hicieron cosas por mi barrio.
—¿Cuál cree que es el mayor logro de la AVV Puntales?
—Hay varios hitos importantes. En la primera etapa destaco cuando se consiguió que la central térmica dejara de funcionar con carbón y lo hiciera con gasoil. Fue el asunto que provocó el nacimiento de la asociación. El carbón con el viento se propagaba por todo el barrio, incluido los pulmones de los vecinos. Esa situación había que cambiarla y un grupo de vecinos viajó hasta Madrid, al Instituto Nacional de Industria (INI) y consiguieron que el Ministerio de Industria se sensibilizara con la situación de los vecinos.
—¿Y qué destaca de su época como presidente?
—En 1998 se retoma el movimiento social con la retirada de los depósitos de Campsa, 32 depósitos de combustible que no sólo aislaban a Puntales de Cádiz, sino que ponían en riesgo la vida de los vecinos. A partir de entonces el barrio quedó a la vista desde la barriada de la Paz y se conectó a la ciudad. Aprovechamos muy bien la redacción del PGOU de entonces para dibujar un barrio sin industria que ponía en riesgo la salud de los vecinos y con actividades más conectadas con la Bahía y con el mar, en definitiva, con la propia historia del barrio. Recuerdo que con la demolición de la Campsa corrieron las lágrimas de grandes y chicos. Fue decisivo porque demostró que existíamos, que éramos un barrio de Cádiz con mucho que aportar. Me gustaría destacar que un hito que pasó muy desapercibido fue el desmantelamiento de la térmica, ya que muchos vecinos aún creen que está ahí y hay que recordárselo.
—¿A qué desafíos se enfrenta Puntales en el futuro?
—La aportación que este trocito de la ciudad ha tenido en el pasado puede ser el motor económico del futuro. Me refiero a dos iconos, uno es el fuerte de San Lorenzo, donde los voluntarios de extramuros resistieron al ejército de Napoleón acantonado en el Trocadero y en Matagorda. Durante 32 meses de resistencia se escribió una página importantísima de la historia de España. El otro icono es la torre de Sevillana, símbolo de la industrialización y por la que apostamos para que la Junta la declarase Bien de Interés Cultural. Muchas personas de Cádiz y de fuera van a venir a visitarlas. Si en un futuro cercano podemos subir a las torres de Sevillana para tener una visión inédita de la Bahía y si se le une la propuesta de unirla con la otra con un funicular, estamos hablando de una fuente de ingresos y de desarrollo espectacular.
—¿Qué personas le han influenciado en su trabajo?
—Arturo Prada y Enrique, de El Cerro del Moro. He pasado muy buenos momentos con estas dos personas.
—¿Ha cambiado mucho Puntales socialmente?
—Radicalmente, y aún seguimos en proceso de cambio. Hemos pasado de ser un gueto a estar totalmente abiertos a la ciudad. Le pongo como ejemplo que en Puntales está el Centro de Formación de Adultos Provincial, por lo que no sólo viene gente de Cádiz sino de toda la provincia. Otro ejemplo de nuestra apertura es nuestro centro de promoción, los vecinos de Puntales comparten su asociación con todos los vecinos de Cádiz que quieran, porque compartiendo crecemos y maduramos. En lo que a viviendas se refiere, sólo queda un bloque por restaurar y hay otros nuevos con nuevas familias. Puntales no se tiene que asomar a la azotea para ver el mar, ya podemos pasear por nuestro Paseo Marítimo, aún sin terminar, y vamos a contar con un club náutico de primer nivel. Puntales empieza a ver que tiene un futuro muy prometedor.
—¿Está Puntales plenamente integrado en Cádiz?
—Estamos en proceso, pero el trabajo no está terminado. Por ejemplo, sólo tenemos una oficina bancaria y muchas cosas sin terminar y urbanizar, como el retranqueo del muro de la Armada o la zona colindante de la Zona Franca. No hay que dar sensación de que todo está acabado porque no es así.
—¿Tiene asegurado el movimiento vecinal su continuidad en Puntales?
—Sí. Cada vez hay más vecinos que proponen y piden ayuda para organizar cosas, sobre todo en un sector de población que está en torno a los treinta y tantos años. Creo que el futuro del movimiento vecinal está garantizado por todos estos indicadores.
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