Considerado por muchos como el material del futuro, el grafeno está cada vez más presente en algunos de los laboratorios punteros del mundo, el último el que ha inaugurado este jueves la Universidad de Granada, que investiga sus aplicaciones en pantallas táctiles flexibles o sensores transparentes para ropa.
Cuando en 2004 los investigadores Andrei Geim y Kostya Novoselov obtuvieron en Manchester (Reino Unido) una lámina de este material con el uso de cinta adhesiva y un trozo de grafito similar al de las minas de los lápices de dibujo, seguramente no podían imaginar el gran impacto que el grafeno tendría en la comunidad científica internacional.
A partir de una finísima lámina formada por una única capa de átomos de carbono con espectaculares propiedades mecánicas, ópticas y eléctricas, este material destaca por ser durísimo, transparente, flexible y tener una elevadísima conductividad eléctrica y térmica.
Estas características lo dotan de un gran número de aplicaciones, hasta el punto de que la Comisión Europea ha hecho del grafeno el centro de uno de sus proyectos estrella ("flagship") durante los próximos años, con una inversión de más de 500 millones de euros hasta 2023.
Las nuevas instalaciones puestas en marcha en Granada, en el denominado Laboratorio de Grafeno y Semiconductores Bidimensionales, han supuesto una inversión de más de medio millón de euros y constituyen uno de estos espacios públicos más completos de Europa, a un nivel equiparable al que ya existe en las Universidades de Cambridge (Reino Unido) o de Stanford (Estados Unidos).
Gestionado por el Grupo de Nanoelectrónica que dirige el catedrático Francisco Gamiz Pérez, el laboratorio está ubicado en el Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones de la Universidad de Granada (Citic-UGR).
Se dedica a la fabricación de grafeno en sus distintas formas y variedades y al desarrollo de sistemas basados en este material para aplicaciones electrónicas como biosensores, nanodispositivos electrónicos y electrónica flexible, además de dispositivos que puedan colocarse en ropa, que podría cambiar por ejemplo de color.
Entre las líneas de trabajo junto a empresas del Parque Tecnológico Ciencias de la Salud (PTS) están los biosensores que permitirían detectar el virus de papiloma humano y otras con firmas especializadas en las fabricación de nano-telas y nano-partículas para usar el grafeno como electrodos transparentes acoplados.
El laboratorio dispone de los equipos necesarios para obtener películas de grafeno CVD de hasta 25 por 10 centímetros de tamaño y transferirlos a diferentes sustratos o soportes, tanto rígidos como flexibles.
Junto con el grafeno de tipo CVD ("Chemical Vapor Deposition"), también se han desarrollado las técnicas para obtener suspensión de óxido de grafeno a partir de polvo de grafito.
Esta técnica permite obtener patrones de grafeno y estructuras bidimensionales de grafeno sobre diferentes sustratos, con los que desarrollar antenas flexibles, sensores flexibles y dispositivos pequeños, similares a una pegatina, que pueden ser adheridos a un producto, un animal o una persona y contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia.
Gamiz Pérez ha explicado en rueda de prensa que la principal dificultad radica en la obtención de grandes cantidades de grafeno, con calidad y tamaño suficientes, que permitan su aplicación real en la industria, de ahí que el futuro del grafeno siga planteando actualmente tantas posibilidades como retos tecnológicos.