El año pasado por estas fechas titulaba esta columna como “Un 2016 perdido”, en referencia a la nula gestión desarrollada por el equipo de gobierno, formado por PSOE e IU, y del que había salido o se había expulsado, según se mire, la agrupación de Levantemos.
Terminaba dicho artículo deseando que en el nuevo año el panorama se aclarase y se pudiera hacer, al fin del mismo, un balance mucha más positivo. De- safortunadamente ello no es posible, la labor del gobierno municipal se ha mantenido en la inacción, y de ahí el título de “2017: segundo año perdido”.
Que después de dos años y medio al frente del municipio tanto PSOE como IU realicen valoraciones de su propio trabajo en las que priman las excusas sobre las realizaciones, ya dice mucho sobre la situación actual de parálisis y falta de proyecto.
A lo sumo se muestran como logros determinadas intervenciones llevadas a cabo por la Junta de Andalucía que, por fin ahora, cuando hay alcalde de la misma cuerda, se acuerda de la localidad, para que luego digan que la acción de gobierno de la Junta no es partidista. No habiendo nada más que aportar PSOE e IU recurren una y otra vez a la coartada de la mala herencia recibida, la que, según ellos, les impide poner en práctica sus promesas de campaña y cumplir sus compromisos electorales.
El ejemplo más claro es el de la remunicipalización de APEMSA, que antes se iba a realizar sÍ o sÍ, y ahora hay que estudiarla pues tiene un coste de más de 20 millones. Lo que no dicen es que de los 17 millones de euros que ha ingresado el ayuntamiento por la pignoración del 49% de la empresa, hasta 10 han sido gestionados y gastados por el equipo de gobierno actual. ¿Con esto se refieren a la maldita herencia?
Los portuenses no paran de comentar la anómala situación de la ciudad y los propios funcionarios municipales se lamentan de la carencia de una línea política de actuación, de la falta de directrices claras y de un gobierno a salto de mata. Algo que tiene su mejor botón de muestra en la no aprobación del presupuesto municipal, hecho insólito y que, con un mínimo de vergüenza, habría generado autocrítica, dimisiones y-o moción de confianza.
Pero no, que El Puerto no tenga presupuesto, según el Sr. alcalde, es culpa del ministro Montoro, que le tiene inquina. Excusatio non petita...
En el 2018, que se presenta ya como año preelectoral, veremos si algo cambia, aunque solo sean las formas. Y para todos los portuenses, en el nuevo año, mis deseos de salud, trabajo y solidaridad.