Ismael Jordi comparte su vida con Proyecto Hombre
?Dos horas con...? permite conocer el lado más humano de personajes reconocidos
El tenor se reunió con jóvenes en proceso de rehabilitación de las drogas
Dos horas con... es una iniciativa puesta en marcha por Proyecto Hombre para que la gente que se encuentra en proceso de desintoxicación de las drogas pase un rato con algún personaje conocido, tanto escritores como músicos y empresarios, y conocer un poco más de sus vidas, aficiones, alegrías, problemas personales y, en definitiva, la rutina diaria.
Ayer, la comunidad terapéutica recibió al tenor Ismael Jordi. Sentados junto a él en círculo unos cincuenta jóvenes que lo “bombardearon” a preguntas. “Es una experiencia maravillosa”, resumía el genial artista al término del encuentro en la comunidad terapéutica. “Les he querido hablar del sacrificio de mi carrera, de las dificultades de tirar para adelante, ¡me han hecho hasta cantar y eso que cuando estoy de vacaciones yo no suelo abrir la boca!, decía ayer entre risas.
Jordi aprovechó la ocasión para hablar con los chicos de todo un poco, “quitar los tópicos relacionados con el mundo de la ópera. Somos personas normales que comemos, bebemos o jugamos al fútbol”. El tenor contestó a todas las preguntas de los jóvenes e incluso se atrevió a hacer una prueba de casting para conocer si entre los pacientes de alguno de los programas que desarrolla Proyecto Hombre había algún talento escondido. Precisamente uno de los jóvenes que asistieron es conocido en el grupo por sus buenas artes para el flamenco, “pero finalmente no pudimos lograr que se arrancara a cantar”, dijo.
Luis Bononato, director de Proyecto Hombre, se muestra muy satisfecho con los resultados que están teniendo estas sesiones, ya que los jóvenes salen aprendiendo un poco más de la vida de los demás, de gente similar a ellos y “descubren cómo ir superando momentos difíciles y retos”.
La mayor parte de los que recibieron ayer con los brazos abiertos al tenor jerezano son chicos jóvenes, muchos pertenecen al programa de cocaína, con problemática familiar, fracaso escolar y un estilo de vida que, por suerte, no les ha afectado aún de manera severa.
trabajo en grupo
La comunidad terapéutica es el alma máter del tratamiento en Proyecto Hombre. Se trata de una microsociedad con normas y leyes propias, con roles y sectores de trabajo bien diferenciados.
Es una escuela de comportamiento, un ‘laboratorio’ de emociones y una máquina de reestructuración cognitiva. Con este instrumento la entidad pretende poner en marcha numerosas actividades, sobre todo, el trabajo diario para provocar el cambio y la madurez personal.
Ayer, la comunidad terapéutica recibió al tenor Ismael Jordi. Sentados junto a él en círculo unos cincuenta jóvenes que lo “bombardearon” a preguntas. “Es una experiencia maravillosa”, resumía el genial artista al término del encuentro en la comunidad terapéutica. “Les he querido hablar del sacrificio de mi carrera, de las dificultades de tirar para adelante, ¡me han hecho hasta cantar y eso que cuando estoy de vacaciones yo no suelo abrir la boca!, decía ayer entre risas.
Jordi aprovechó la ocasión para hablar con los chicos de todo un poco, “quitar los tópicos relacionados con el mundo de la ópera. Somos personas normales que comemos, bebemos o jugamos al fútbol”. El tenor contestó a todas las preguntas de los jóvenes e incluso se atrevió a hacer una prueba de casting para conocer si entre los pacientes de alguno de los programas que desarrolla Proyecto Hombre había algún talento escondido. Precisamente uno de los jóvenes que asistieron es conocido en el grupo por sus buenas artes para el flamenco, “pero finalmente no pudimos lograr que se arrancara a cantar”, dijo.
Luis Bononato, director de Proyecto Hombre, se muestra muy satisfecho con los resultados que están teniendo estas sesiones, ya que los jóvenes salen aprendiendo un poco más de la vida de los demás, de gente similar a ellos y “descubren cómo ir superando momentos difíciles y retos”.
La mayor parte de los que recibieron ayer con los brazos abiertos al tenor jerezano son chicos jóvenes, muchos pertenecen al programa de cocaína, con problemática familiar, fracaso escolar y un estilo de vida que, por suerte, no les ha afectado aún de manera severa.
trabajo en grupo
La comunidad terapéutica es el alma máter del tratamiento en Proyecto Hombre. Se trata de una microsociedad con normas y leyes propias, con roles y sectores de trabajo bien diferenciados.
Es una escuela de comportamiento, un ‘laboratorio’ de emociones y una máquina de reestructuración cognitiva. Con este instrumento la entidad pretende poner en marcha numerosas actividades, sobre todo, el trabajo diario para provocar el cambio y la madurez personal.
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