En este sentido se manifestaba el dueño del freidor, José Tomás Sestelo, en los micrófonos de Radio La Isla. “Es necesaria su mediación, ya que está claro que estamos en manos de las administraciones y el señor De Bernardo puede tener la llave para que todo salga bien”.
Sestelo asegura que viven una situación “angustiosa”, puesto que desde hace varias semanas la zona está prácticamente vacía y todos los locales y viviendas tapiados a la espera de que llegue el anunciado derribo. Además, se han eliminado todas las farolas, con lo cual a las ocho de la noche se convierte en una boca de lobo. “Necesitamos tres o cuatro bombillas hasta que no se arregle esto”.