El miedo a que la lluvia hiciera acto de presencia en la tarde del Domingo de Ramos provocó que la segunda procesión del día saliera media hora más tarde según lo previsto. Sin embargo, la hermandad del Soberano Poder en su Prendimiento se pudo asomar desde la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, aunque cuando llegó el desfile a la calle San Miguel la junta de Gobierno decidió dar media vuelta y tomar por Callejón del Chiquero y, de nuevo, Corredera arriba.
Ciertamente la tarde estaba desapacible pero la lluvia sólo se quedó en susto, para que la hermandad pudiera acabar su cometido plástico por el conjunto monumental.
La imagen de Cristo, como eje central de la escena representada -el prendimiento de Jesús en el huerto de los Olivos- lució túnica marfil, de manos atadas por delante y con las tradicionales muestras de sobriedad, con un manto de claveles rojos acariciando sus pies. El molesto viento quiso que no se lucieran encendidos los hachones del paso. La cantidad de hermanos de fila, vestidos como su Prendimiento de túnica marfil, añadiéndole cíngulo y capirote rojos, caminaron en silencio, incluso los más pequeños que no faltan en la procesión.
En lo que afecta a la procesión en sí, cabe destacar que la imagen del romano que acompaña a Cristo desfiló por última vez, ya que es deseo de la hermandad sustituirla el próximo año. También destacó así la incorporación al desfile de la agrupación musical Dulce Nombre de Jesús, de Marchena. Uno de sus componentes dedicó al Prendimiento una saeta en el momento de hacer entrada en el templo parroquial, haciendo lo propio poco antes la cantaora arcense Ana Gómez.
Otro de los aspectos más significativos del recorrido, ya que en lo que afecta a las infraestructuras, fue el estreno de un valla de madera que delimita la procesión del público, en el tramo comprendido entre la administración de loterías de la Corredera hasta la conocida tienda de Salud Macías, lo cual, independientemente de su carácter más o menos estético, provocó en ciertos momentos un embotellamiento de público, ya que además los bancos instalados recientemente se convirtieron en un obstáculo; asunto que deberá ser revisado según la opinión de algunos ciudadanos que incluso estuvieron a punto de sufrir una caída. Con independencia de ello, la valla permite ver ordenadamente el paso del cortejo penitencial.
Las autoridades municipales permanecieron en el palco estrenado el pasado año a las puertas de las salesianas, la exclusiva atalaya institucional desde la que divisar nuestras procesiones. Allí se pudo ver al alcalde, José Luis Núñez, con varios de sus delegados municipales.
El paso de la hermandad creó un buen ambiente por un rato en los negocios de alrededor, aunque la hostelería ya se ha quejado de los efectos que han provocado en los establecimientos las últimas lluvias. Sin embargo, la avalancha se disolvió rápidamente. Era domingo...