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Entretelas Joven

"Tienes a estos muchachos que subidos a unas tablas recrean una de las más grandes habilidades: interpretar a un mundo, a una sociedad, que son nuestro mundo...

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La sección juvenil de “Entretelas teatro” ha despedido la temporada con la obra “Miedos”, del director Salvador Pérez Salas. Ha sido en el fin de semana que despedía a junio y los chavales han dado muestras, una vez más, de su pasión por este sueño de la realidad que es el teatro.

Al margen de la obra, escrita por el entusiasta Salvador Pérez, ese adolescente de sesenta años, enfermizo, vital, ilusionista e ilusionante, entusiasma también, al menos a mi me entusiasma, me emociona y me alegra, la responsabilidad de estos casi niños y casi adolescentes que se suben a las tablas, siempre tan imponentes aunque estén entre su público, entre sus familiares y paisanos. Seremos lo que son hoy nuestros adolescentes y por eso, mirando a estos actores y actrices casi infantiles, podemos estar tranquilos porque estamos criando y creando una generación culta, amante de las artes que es lo mismo que decir amante de las libertades y de las responsabilidades.
Salvador Pérez Salas, Noemí Cerredo, María Dolores Méndez, Alfonso Oñate y otros que perdonarán mi olvido al no mencionarles, tienen en sus manos esta materia moldeable que es un actor/actriz en formación. Tienes a estos muchachos que subidos a unas tablas recrean una de las más grandes habilidades: interpretar a un mundo, a una sociedad, que son nuestro mundo y nuestra sociedad, que somos nosotros mismos.

Esta vez la cosa iba de miedo: en sus rostros, en sus movimientos, en sus gritos, hemos vivido todos el rostro, los movimientos y los gritos que sin duda hemos experimentado con nuestros miedos particulares, con nuestras angustias privadas que ellos han sacado a la plaza pública. Porque un teatro, por muy cerrado que esté, es siempre una plaza pública donde lo colectivo tiene su asiento.
Nacido en las corralas, en los suburbios de las ciudades, el teatro nos educa y nos convierte en ciudadanos responsables. Por eso todos los dictadores lo persiguen. Por peligroso. Menos mal que estos niños, tan inocentes y bienintencionados, tienen una sociedad libre donde sólo tienen que preocuparse por aprender, por modular sus voces, sus movimientos. Por crecer como actrices y actores.

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