COP27. Decepcionante y una llamada a la acción

Publicado: 08/12/2022
Autor

Rafael Lara

Rafael Lara está en la Asociación Pro Derechos Humanos, antes por las libertades... o donde fuere por los derechos de las personas

Artículo Primero

Modestas reflexiones con aquel articulo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

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Acabó el COP27 celebrado en Egipto. Las conclusiones definitivas son decepcionantes. Organizaciones tan solventes como Ecologistas en Acción lo han señalado
Acabó el COP27 que se celebra en Egipto. Las conclusiones definitivas son decepcionantes. Organizaciones tan solventes como Ecologistas en Acción lo han señalado. Es cierto que se ha habilitado un fondo para compensar a los países empobrecidos por las consecuencias que sufren por el cambio climático cuya principal responsabilidad corresponde a los países ricos. Pero poco mas.

Se trata como señala Ecologistas en Acción de “uno de los temas más demandados por la sociedad civil y que más se está tratando en esta Cumbre del Clima es el mecanismo de pérdidas y daños, que consistiría en la creación de un fondo destinado a países del Sur global para hacer frente a las pérdidas económicas (como tierras o viviendas) así como las no económicas (pérdidas culturales, de saberes o de biodiversidad, entre otras). Las consecuencias del cambio climático ya se están dejando ver por todas las partes del mundo, desde grandes inundaciones –como la de Pakistán este verano– o las graves sequías que asolan el continente africano”.

No pretendo hacer una crónica para laque no estoy suficiente informado del desarrollo y medidas que se tomen en Egipto. Pero adelanto que han sido decepcionantes desde el punto de vista de la emergencia climática, de las necesidades urgentes del planeta, sobre el calentamiento global y las emisiones de CO2, para contener los intereses depredadores y para relanzar una solidaridad internacionalista entre países pobres y países ricos depredadores del clima.

Así que desde nuestro rinconcito vamos absorbidos por nuestro día a día, intentando separar residuos, comprar en proximidad, reducir el consumo de carne, utilizar transporte público…. Pero nuestro modesto compromiso (imprescindible por otra parte) parece ser que no está teniendo la suficiente repercusión en las cifras globales que nos demuestran el deterioro del planeta.

Quizás porque no solo (ni tal vez principalmente) dependa de nuestro individual compromiso.  Los resultados del Global Carbon Budget 2022 son desesperanzadores. El informe explica que las emisiones de carbono se mantienen al alza, y que, de seguir así, nos llevará a un incremento en la temperatura media global hasta sobrepasar el límite de 1,5ºC en solo 9 años. Este límite es significativo porque indica que el cambio climático va a alcanzar, en una sola década, una etapa muy destructiva e irreversible, tal como ha señalado la ONU en el COP27 de Egipto; sequías masivas, derretimiento hielos del ártico, consecuente subida del nivel del mar en sólo unas décadas, pérdida de plantas y destrucción de buen parte de la biodiversidad animal, reducción de cosechas, disminución de la pesca marina, olas de calor extremo, etc…

Algo así afirma el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) cuyas conclusiones son que el calentamiento global cambiará el mundo en las próximas décadas. Según los autores, las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían quebrar un límite clave de la temperatura global (1,5ºC) en poco más de una década.

También creen que "no es posible descartar" una subida del nivel del mar que se acerque a los 2 metros a finales de este siglo.

Un poco a cuadros se nos quedan los ojos. Parece como si nuestro modesto pero imprescindible compromiso con un estilo de vida algo más respetuoso con el medio ambiente (insisto, el reciclaje, la separación de residuos, transporte público, la compra en el comercio cercano, la renuncia a los procesados y a un consumo excesivo de carne…) no fueran sino un débil y apagado rescoldo entresacado del poderoso incendio que alimentan gobiernos, multinacionales e industrias, a las que les importa un bledo el planeta y las generaciones futuras. Su único norte es el beneficio sin escrúpulos y sin límite a costa de lo que sea.

Y es que ciertamente depende solo de nuestro individual compromiso (insisto, imprescindible en todo caso). Pero parece por el contrario que va a ser indispensable el compromiso y la acción colectiva, la movilización social que sea capaz de servir de contrapeso y lograr doblegar intereses tóxicos que como una ola debemos arrasar. Y a eso me atrevo a llamar a toda la gente que lee esto a la acción colectiva para obligar a los gobiernos a tomar medidas de verdad contra la emergencia climática que ya vivimos. Depende de ello (de esa acción colectiva) el futuro, nuestro futuro.

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