En equilibrio inestable, dos brazos de una delicada balanza sostienen la vida. La vigilia nos mantiene alerta en el medio ambiente, en busca de la necesaria energía que asegure la supervivencia, mientras el sueño renueva nuestro cuerpo para emprender, en buenas condiciones, un nuevo periodo de vigilia.
En general, incomoda conversar sobre el sueño, ese complejo tránsito que nos desconecta del entorno. Cuando viajamos por ese enigmático territorio, con todo el equipaje físico y mental, no podemos impedir que el imprudente subconsciente lo abra, de par en par, y descubra nuestros más profundos secretos.
La investigación científica está aportando valiosa información sobre las diversas etapas del sueño, su impacto sobre la salud e importante papel que desempeña en la creatividad del ser humano.
El indomable sueño
El ciclo vigilia-sueño fisiológico varía a lo largo de la vida; es bien conocido que, en general, los niños y jóvenes duermen mucho, mientras los adultos necesitamos menor tiempo de descanso. Diversos factores influyen en la duración del sueño -actividad física, deportes, jornada laboral, hábitat, temperatura, salud, compañía o preocupaciones-, aunque el organismo humano suele encontrar la forma de adaptarse a las cambiantes necesidades físicas y estados de ánimo.
Las fases del sueño han sido ampliamente estudiadas por expertos, con la ayuda de diversos instrumentos médicos, como el electroencefalograma, electrocardiograma, electromiograma y electrooculograma que registran los parámetros de la actividad eléctrica cerebral, cardiaca, contractilidad muscular y movimientos oculares, respectivamente. Estas fases se clasifican en 4 etapas con ausencia del movimiento ocular rápido o NREM (del inglés,
Non Rapid Eye Movement) y una última caracterizada por este movimiento ocular rápido o REM (del inglés,
Rapid Eye Movement). Las etapas NREM representan alrededor del 75% del periodo total del sueño y la REM el 25% restante. Estos movimientos rápidos de los ojos son producidos por 6 diferentes músculos extraoculares que sujetan el globo ocular.
Durante la etapa NREM, se pasa de un sueño liviano o estado intermedio entre estar despierto y dormido (N1), que continua con un sueño profundo donde se produce la pérdida de la consciencia del entorno (N2), que avanzará hacia un sueño muy profundo y reparador, en el que la actividad cerebral se manifiesta mediante unas ondas lentas en el registro del electroencefalograma, momento de mayor dificultad para despertar (N3 y N4).
La última etapa o fase REM, de menor duración, presenta movimientos rápidos de los ojos, aunque el cuerpo permanece totalmente relajado. Al aproximarse la mañana, el sueño profundo NREM (N4) va dando paso a esta última fase REM, momentos de mayor actividad del sistema nervioso simpático, que condiciona los movimientos respiratorios y pulsaciones irregulares.
Durante el sueño, las vías respiratorias superiores -fosas nasales y laringe- se estrechan, aumentando la resistencia al flujo normal del aire, que se torna ruidoso y turbulento, produciendo ronquidos por vibración de esta parte de las vías respiratorias. La obesidad favorece su cierre parcial por el excesivo tejido graso, pudiendo avanzar hasta la apnea del sueño.
Cuando el ciclo de sueño NREM/REM se desarrolla de manera equilibrada, consigue la adecuada relajación muscular, la desconexión de la actividad cerebral con el entorno y, consecuentemente, la renovación funcional de todo el organismo. Un buen sueño revitaliza y restaura el cuerpo, mejora el estado de ánimo, regula la liberación de hormonas y protege de algunas enfermedades.
¿Cómo descansa el corazón, si no deja de latir?
El sueño, este mundo subconsciente que transitamos cada día, modifica nuestras constantes vitales de manera significativa. Durante las diferentes fases del sueño, la frecuencia cardiaca aumenta -
taquicardia- o disminuye -
bradicardia- y la presión arterial sube o baja, al experimentar diversos sentimientos de amor, incertidumbre, angustia, miedo o placer.
Durante el sueño, la presión arterial desciende 10-20%, hecho fisiológico conocido como
inmersión nocturna, de efecto beneficioso para la salud cardiovascular. Por el contrario, el insomnio crónico y las interrupciones del sueño continuadas suelen impedir esta inmersión nocturna, favoreciendo la hipertensión arterial y ciertos problemas cardiovasculares.
En la fase de sueño profundo, la frecuencia cardiaca, presión arterial y trabajo ventricular disminuyen ostensiblemente, facilitando la recuperación cardiaca. Debe tenerse en cuenta que el corazón debe contraerse unas 100.000 veces al día que le permita bombear alrededor de 7.000 litros de sangre.
Ciertos trastornos del sueño pueden tener efectos perjudiciales para el corazón, como la “apnea obstructiva del sueño”, trastorno con fases de bloqueo respiratorio que producen un sueño muy fragmentado, con disminución de la concentración de oxígeno en sangre, que llega a deteriorar la contractilidad ventricular normal.
Asimismo, el denominado “síndrome de las piernas inquietas” se ha relacionado con problemas cardíacos, aunque se desconocen las causas de esta relación, quizás favorecidas por constantes fluctuaciones de la frecuencia cardiaca y presión arterial.
Los trastornos del ritmo circadiano en personas que trabajan en turnos de noche y duermen de día, en periodos alternativos cortos -semanal-, suelen sufrir una falta de alineación del ciclo día-noche, lo que produce un descontrol de su reloj circadiano interno, que causa una alteración del sueño con interrupciones frecuentes y desequilibrio de las fases NREM/REM.
La creativa siesta
El inventor estadounidense Thomas Edison, autor de múltiples patentes -bombilla eléctrica, fonógrafo, cámara de cine, batería de níquel o micrófono -, descubrió que su capacidad imaginativa y creadora se veía favorecida tras una corta siesta. Conseguía este estado de duermevela (fase N1) manteniendo una bola metálica en la mano que, al caer al suelo, le despertaba impidiendo profundizar su sueño.
Desde hace décadas, diversos países asiáticos descubrieron que la típica siesta española, de corta duración, incrementaba la productividad laboral, método muy eficiente que les permite prolongar el máximo rendimiento durante toda la jornada, sin el agotamiento progresivo de sus trabajadores. La siesta corta tiene un efecto que podríamos remedar a la acción de apagar el ordenador cuando se recalienta, no obedeciendo órdenes, recuperando toda su potencia informática en escasos minutos.
Recientemente, se ha investigado el estado de sueño que experimentamos cuando dormimos una corta siesta y algo nos despierta. Esta siesta llamada
hipnagogia, corresponde a la fase N1 del sueño, suele durar unos minutos, caracterizándose por recordar lo que hemos soñado, mientras que lo olvidaremos si el sueño se profundiza (fase N2).
Se ha comprobado que la siesta de corta duración estimula la memoria asociativa, dependiente del hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro humano, con funciones esenciales sobre la memoria y codificación espacial de los recuerdos y conocimientos adquiridos, jugando un papel primordial en la creatividad e inventiva.
https://doi.org/10.1016/j.nlm.2015.02.012
En la prestigiosa institución norteamericana MIT -
Massachusetts Institute of Technology- un grupo de investigadores realizaron un estudio para analizar el efecto creativo de la
hipnagogia. Los voluntarios del experimento, de semejante capacidad intelectual y formativa, fueron agrupados según la exposición al sueño: fase N1 interrumpida, fase N2 y sin dormir la siesta. Tras de un corto descanso, todos recibieron la misma prueba que precisaba de cierta claridad mental para resolverla. Mientras un 83% de los voluntarios del subgrupo N1 acertaron, solo 31% del subgrupo N2 y 14% del subgrupo sin dormir la siesta.
Este interesante proyecto trataba de aumentar la creatividad humana influyendo y capturando los sueños en un estado entre vigilia e inconsciencia -duermevela-. Durante la vigilia es muy difícil concentrarse para ser creativo porque gran parte de nuestra asociación de ideas para la incubación creativa ocurre en ausencia de toda atención o control cognitivo.
La atención, en sí misma, implica ciertos filtros que inhiben las ideas creativas que nuestra conciencia considera demasiado atípicas o “algo locas”. Si los sueños pudieran ser controlados, ofrecerían una oportunidad excelente para la creación de pensamientos divergentes y enriquecedores.
Este estado de
hipnagogia, variedad de conciencia aun insuficientemente estudiada, nos muestra su sorprendente potencial sobre la capacidad creativa del ser humano.
https://osf.io/dkbw7/?view_only=19a6f2d822234f84a8675073173d065e
Algunas reflexiones
- El ciclo vigiliasueño fisiológico varía a lo largo de la vida, por lo que dormir menos, cuando somos mayores, no debería preocuparnos demasiado. Tener a mano un libro aburrido, suele ayudar a conciliar el sueño.
- El corazón, como el resto del organismo humano, no es ajeno al desequilibrio de la delicada balanza vigiliasueño, aunque disponemos de múltiples recursos de adaptación para preservar la buena salud cardiovascular.
- Los trastornos serios del sueño (apnea obstructiva del sueño, síndrome de las piernas inquietas) precisan de la consulta con especialistas.
- La investigación científica nos está descubierto el potencial creador de la siesta española, feamente denominada Hipnagogia.
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Es dicho de dormilones que por mucho madrugar no amanece más temprano”. Baltasar Gracián 1601-1658) – Jesuita y escritor
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Soñar es dormir con láminas intercaladas en el texto”. Eugenio D'Ors (1881-1954) - Escritor
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En la vida pocos sueños se hacen realidad, pues la mayoría se roncan”. Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) – Novelista y dramaturgo