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Recuperando el paladar cofradiero

"Hacía años que no se vivía en Cádiz una jornada tan cofrade y con tanto sabor cofradiero como la del pasado viernes"

  • El santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia en su entrada en la Plaza del Palillero. -

El pasado viernes 11 de marzo quedará para siempre en los anales de la historia de la ciudad de Cádiz, por el viacrucis extraordinario que la hermandad de Humildad y Paciencia realizó por las calles, con motivo del 125 aniversario de la reorganización de la cofradía. Un acto piadoso en el que destacó sobremanera el templete que el artista sanluqueño Jesús Guerrero García, elaboró para la ocasión a imagen y semejanza del que poseía la cofradía hace justo un siglo y cuarto. Cabe destacar que en dicho templete también participaron Gregorio Fernández Ruiz para la hechura de la parihuela y Rosa María Reyna en las labores de costura.

Los que tenemos un tanto pasada la rosca del romanticismo, disfrutamos ayer como enanos evocando estampas inéditas de nuestra Semana Santa en tiempos pasados. Más de un rancio hubo que se fotografió delante del Señor y con las herramientas de edición del móvil envejeció la imagen y me la envió vía WhatsApp.   

Y es que ciertamente, el ambiente supo transportarnos a otros tiempos en los que Cádiz peinaba alguna cana menos en el mar plateado de su bahía. La Coral Polifónica Jesús Despojado de Sevilla y la capilla musical Lignum Crucis de San Fernando, intercalaron una decena de motetes entre rezo y rezo para amenizar el camino de aquellos hermanos que desde el cortejo, conmemoraban dicho acontecimiento.

Hubo tres momentos claves en el acto del viacrucis: su paso por el convento de las Madres Concepcionistas del Monasterio de las Descalzas de la calle Montañés, donde de nuevo nos pareció estar viajando en el tiempo; la entrada en la plaza del Palillero con parte de las tribunas colocadas como preámbulo de la Semana Santa que si Dios quiere nos aguarda y por último la solemnidad con la que el Santísimo Cristo entró en la Plaza de San Francisco entre aromas de azahar y con la puerta del convento abierta desde donde se podía contemplar al Santísimo Cristo de la Vera Cruz, presidiendo el retablo mayor de San Francisco.

Lo cierto es que hacía años que no se vivía en Cádiz una jornada tan cofrade y con tanto sabor cofradiero como la del pasado viernes. Una jornada a la que también se le sumó el viacrucis que la hermandad de Piedad celebró a la misma hora por las inmediaciones de la iglesia de Santiago con el Señor de la Humillación. El cautivo atribuido al circulo roldanesco, también portado en parihuela, recorrió Catedral, Compañía, Santiago, Barrocal, Obispo Urquinaona, Candelaria, Santiago, Compañía y Catedral.

No sé si estos dos años sin cultos externos habrán servido para que los gaditanos valoren sus cofradías y el esfuerzo que éstas realizan para dignificar la Semana Santa desde el orden y el respeto. Pero a priori, lo poquito que llevamos de cuaresma nos está dejando el paladar con más ganas de cofradías que nunca. Espero que con este mismo recogimiento sepamos acoger los días grandes que se nos avecinan. Amén.

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