Si duros han sido los dos años de pandemia para todos los cofrades en general de la ciudad, aún más difícil han sido para aquellas cofradías que el Miércoles Santo de 2019, tampoco salieron a consecuencia de la lluvia. Es el caso de Sentencia, Luz y Agua, Cigarreras y Caminito. Después de las dos jornadas que llevamos de incertidumbre y lluvia, por fin los gaditanos pudieron dejar los paraguas en casa y salir a disfrutar de las procesiones en todo su esplendor.
Las Aguas
Tres años han tenido que pasar para que la Hermandad de las Aguas volviera a salir a las calles con sus tres pasos: San Juan Evangelista, el Stmo. Cristo de las Aguas y la Virgen de la Luz. Eran las 16.15 horas cuando las puertas de Santa Cruz se habrían, (nueva sede canónica de la hermandad) brotando de ella, tres penitentes de túnicas, guantes y antifaces negro con capas y cíngulos de color azul. Eran los portadores de la Cruz de Guía y faroles. Tras ellos, avanzaban lentamente los más peques del cortejo, niños con palmas y un hábito verde y rojo que son los colores representativos de la imagen de San Juan, el patrón de la juventud. Una de las estampas más bonitas de la tarde se dio a su paso por el Campo del Sur con el mar de fondo. Cabe destacar que esta cofradía fue fundada en 1944 por un grupo de empleados de la antigua empresa de Servicios Municipalizados de Agua y Electricidad (SMAES), de ahí su carácter gremial. Una de las novedades de este año ha sido el acompañamiento musical para el paso de San Juan, pues la A M. Sagrada Resurrección de Sanlúcar Barrameda se estrenaba tras su paso en la Semana Santa de Cádiz.
Sentencia
La segunda hermandad en poner su cortejo procesional en la calle fue la Sentencia. El barrio de Santa María arropaba a la cofradía a primeras hora de la tarde cuando a las 16.45 horas, ya era casi imposible acceder por las inmediaciones de la plaza de las Canastas o la calle Merced para hacerse un sitio en primera fila.
La cofradía de Los Estudiantes es de las más esperadas de la jornada tanto a la ida como a la vuelta, donde multitud de saetas suenan tanto al paso del Señor como al de María Santísima del Buen Fin.
Con un cortejo algo menos nutrido que en años anteriores, la cofradía salió de manera ordenada cumpliendo los horarios establecidos por parte del Consejo de Hermandades.
El Señor lució nuevas potencias de plata de ley realizadas en el taller de Orfebrería de Ildefonso Oñate de Jerez. La gran novedad se presentó sobre el paso de misterio, mediante el nuevo centurión romano situado a la izquierda de Poncio Pilatos, obra de José María Hoyo.
Cigarreras
El júbilo y las ganas de cofradías se posaron en el compás de Santo Domingo, cuando se abrieron las puertas y comenzaron a salir penitentes de la Cofradía de las Cigarreras, Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Esperanza. Eran las 18.00 horas cuando más personas se registraron en la zona, sin duda uno de los momentos más álgidos de la jornada.
El prior de los dominicos, Fray Pascual Saturio, se dirigía a los hermanos desde el micrófono para desearles una fructífera estación de penitencia haciendo mención a las dos advocaciones de las imágenes titulares: “La salud y la esperanza, tan necesarias en nuestros tiempos”. Las primeras levantadas de ambos paso, con los capataces José Manuel Velasco (Cristo) y José Cortés Durán (Virgen), estuvieron cargadas de emociones y fueron protagonizadas por hermanos distinguidos de la cofradía.
Las Angustias
Un río de 230 penitentes de color negro con cirios al cuadril discurrió desde la capilla del Caminito situada en la Calle Isabel la Católica desde las 19.40 horas. A su paso sonaba el compás de las horquillas y de manera intermitente algún sobrio motete, interpretado por el trío de viento Trivium de Sevilla. Su capataz, José Luis Pájaro cumplía 50 años al martillo, toda una escuela de capataces iniciada por su padre Manuel y heredada a su hijo José Luis. 46 Cargadores bajo el paso y el dulce pero a la vez triste rostro de la Dolorosa atribuida a Pedro Roldán, servía de telón de fondo para un Miércoles Santo (ecuador de la semana), que ya llevaba aires de jueves Santo en su gélida brisa marinera.
