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Viernes 19/04/2024  

Una feminista en la cocina

Armas pesadas

Una guerra perdida solo es factible para los americanos o los europeos, muchos más para estos últimos, sobre todo si somos españoles acostumbrados a perder

Publicado: 25/01/2023 ·
13:59
· Actualizado: 27/01/2023 · 15:13
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Autor

Ana Isabel Espinosa

Ana Isabel Espinosa es escritora y columnista. Premio Unicaja de Periodismo. Premio Barcarola de Relato, de Novela Baltasar Porcel.

Una feminista en la cocina

La autora se define a sí misma en su espacio:

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El conflicto se recrudece por la propia supervivencia del Fuhrer que ya sabemos cómo juegan a lo Agatha Christie en las altas esferas soviéticas. Una guerra perdida solo es factible para los americanos o los europeos, muchos más para estos últimos, sobre todo si somos españoles acostumbrados a perder más que a ganar. No entendemos los que vamos a dos patas la idiosincrasia de lo oculto, los pactos en secreto, ni por qué Tamara ha vuelto con Onieva cuando tiene ojos de gata que se ha tragado al ratón. Muchos desdicen su inteligencia, pero me da que es persona que la última capa de la cebolla la tiene de cristal porque es su defensa.

Lo mismo Zelenski también, porque ha dejado mal a todos los perfiladores de conductas que lo tomaban por un mentecato. Un actor mediocre era Reagan y la metió a fondo en Afganistán.  Lo bueno de la inmediatez es ser parte del todo. Ahora ustedes y yo somos moléculas que conformaremos el futuro de los apuntes de Historia que se verán en bytes nunca en papel moneda que se arruga y amarillea con vida propia. Ya la ropa nace de manos curtidas en países donde se explota. Nada que ver con los artesanos de manos curtidas y explotados de nuestro pasado más renuente donde el salario mínimo interprofesional no existía, ni más salida que hacer lo que el poderoso mandaba. Nada que ver con la Isla de las tentaciones o vivir con el novio, porque solo las guerras se repiten, la hambruna, la matanza, el asesinato y la mala leche de querer lo que nos dé la gana y matar a quien sea para conseguirlo. Mueren niños asesinados en nuestro país, violan a niñas de siete y matan borrachos de kilómetros y velocidad a familias enteras, pidiendo los aclamadores de Vox las penas de muerte como en el lejano oeste donde Reagan dio a los talibanes carrete para años y aviones futuros para acabar con las Torres gemelas de un imperio. Todo está concatenado, toda la Humanidad sumergida en vaivenes y sobresaltos. La guerra siempre es cruel, aplazarla ya se hizo en la española y casi siempre funciona porque los rebeldes de la resistencia, sean quiénes sean y aunque la tierra les pertenezca, acaban diezmados, rotos y esquilmados como los yedis.

Es tan doloroso pensar, tan gratificante envolverte en el absurdo, el alcohol, las drogas o un plato de puchero, sin querer saber nada como adolescente al uso que no sabe los que es que tu hermana te venda sin dineros a su compañero sentimental- o a su cuñado- pariendo con menos de trece años de ese malnacido. Deberían dar gracias los ignorantes del dolor, los apáticos del amor y los pacíficos del mundo porque nada les afecta, inmunes como son a la inmundicia y el desapego.  Zelenski, no, tampoco Tamara que apretará las tuercas poco a poco hasta consumar garrote vil en plaza pública. Esa es mi creencia, sin rosarios, ni exaltaciones marianas, sin FBI, ni CIA. Solo conjeturas de sostén de crochet hecho con ballenas postizas que te suben las ubres (que casi ni existen) domándolas para satisfacción de alguien que quiere gustar y algún soplagaitas que busca terreno de caza fácil. En un mundo de lobos o te reciclas o caes. En un mundo en guerra sube la inflación y gracias que no participamos en la ceniza, el horror, la muerte o el desplazamiento. No hay guerra impune, ni despacho que no tabalee cuando se pierde. No hay más que ver las fotos recientes y notar la palidez cadavérica de los que se creían en lo más alto de la evolución humana. Las armas pesadas terminan oxidadas a pie de camino, la gente no. Reciclamos carne, huesos y cartílagos en césped fértil y lluvia caída. Travestimos en abono para campos de generaciones futuras, para memoria de desmemoriados y leones desdentados.

Un Leopard 2A6 del Ejército neerlandés.

 Afganistán fue el baile de fin de curso para Reagan. Nosotros tenemos puestos los zapatos de baile y la coronita de brillantina. Solo estamos a un paso de ver lo que se esconde tras las cortinillas de purpurina.

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