Con Hispania en la pequeña pantalla y Entrelobos en la grande, el joven actor madrileño sigue en la cresta de la ola, saltando de época en época, pero siempre mostrando las facetas de ese talento natural y salvaje que irrumpió en el panorama cinematográfico español cuando sólo era un niño y gracias a El Bola.
“Es un purasangre”, resume el director de la cinta en una entrevista con Efe. “Se transforma inmediatamente en aquello que le pidas”, añade quien ha decidido recrear de una manera “histórica pero completamente contemporánea” la leyenda del joven carbonero catalán que puso en jaque, a golpe de tambor, al ejército napoleónico en 1808.
Apoyado en la interpretación de Ballesta y de Vincent Pérez –”un malo con corazón”, dice el intérprete suizo afincado en Francia–, Benmayor se sumerge, con un espectacular plano secuencia de apertura, en la épica pura y en el entretenimiento.
“Yo resumo a mi personaje como un conejillo”, dice Ballesta, a cuya cabeza pone precio Napoleón en la película tras su primera derrota en la guerra de la Independencia.
“Cuando le persigues, corre, y cuando se ve acorralado, se defiende si puede”, dice al actor, que sigue desprendiendo entusiasmo con cada nueva puerta que abre en su carrera como actor.
“Ha habido caballos, espadas, coreografías, ensayos con los especialistas. No ha sido tanto de actuar como de trabajo físico, y me lo he pasado muy bien”.
Él, desde luego, no escatima en esfuerzos en las escenas más peligrosas: “Siempre que se pueda ver al actor la cara, lo prefiero. A mí me gusta hacer yo todo lo que pueda”, asegura.
Entre ese “todo lo que pueda”, también se ha incluido su aprendizaje del catalán. “Me lo dejo para el futuro. Estuvo muy bonito aprenderlo y aprendí un montón de palabras al margen del rodaje porque me gustaba”, dice.
Pero, azuzado por su compañero de reparto, Santi Millán, dice que nunca será del Barça. “Yo no soy futbolero, pero si tengo que elegir soy del Madrid”, bromea.
Millán, hasta ahora más conocido por su registro cómico, encarna en Bruc. El desafío a un catalán que colabora con el ejército francés. “Los franceses en la película tienen su corazón, pero mi personaje es un malo malísimo. Es un mercenario: está en contra de su pueblo por una cuestión únicamente monetaria”, explica.
Pérez repesca sus orígenes españoles y se deja seducir por lo que, para él, “es un western”.