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Las ‘Historias cotidianas’ de Pepe Cano, en la Sala Rivadavia de Diputación

Vanesa Beltrán destaca el estilo propio del autor linense y su retorno como artista consagrado 20 años después a este espacio

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‘Historias cotidianas’ de Pepe Cano.

‘Historias cotidianas’ de Pepe Cano.

Pepe Cano vuelve a la Sala Rivadavia casi 20 años después, no sabemos muy bien si para dar la razón o quitársela al tango de Gardel. Su exposición ‘Historias cotidianas’ abre durante un mes, hasta el 11 de marzo, y las dos décadas que han pasado con respecto a la última vez que expuso aquí, con su colección ‘Instantes privilegiados’ (2006), han pasado a ritmo vertiginoso. Veinte años no es nada. Pero a la vez, el autor linense regresa como un creador consagrado y fácilmente reconocible, fiel a su particular estilo, identificable, pero diferente, evolucionado. Un artista que ha encontrado, o mejor dicho ha fabricado, su propio espacio artístico y su propia mirada de la realidad a través de sus pinturas, con el reconocimiento de público y crítica.  

Precisamente en ese estilo propio ha ahondado en la presentación de la exposición la diputada de cultura, Vanesa Beltrán, que junto con el autor y el cónsul honorario de Argentina en Cádiz Sergio Servin, ha subrayado “sus peculiares personajes de grandes ojos, que Pepe captura en situaciones normales, cotidianas, como las que pasamos cada uno de nosotros en nuestro día a día. Elementos que caracterizan sus cuadros y que cuando nos situamos frente a cualquiera de ellos nos hacen saber que estamos ante una obra de este artista”, ha afirmado la vicepresidenta de la Fundación Provincial de Cultura.

Vanesa Beltrán ha destacado como el autor consigue hacer especiales y extraordinarias esas historias ordinarias que se muestran en la exposición, gracias a ese particular lenguaje pictórico y con una particular iconografía, donde se envuelven de enigma y surrealismo las situaciones del día a día con la capacidad de transmitir sus emociones, dudas y deseos. Un padre ayudando a su hijo a hacer pipí, un agricultor enseñando sus espárragos, una foto de comunión o una pose improvisada, adquieren un significado diferente ante los ojos de Cano, que no renuncia a aderezar sus composiciones con las dosis justas de humor, el humor de lo intrascendente pero que a todos nos importa.

Beltrán ha señalado que con él se cumple la otra cara de la moneda de la programación de la Sala Rivadavia: además de dar visibilidad a artistas noveles, emergentes o que no hayan expuesto nunca, se hace regresar a otros nombres que, hace años ya pasaron por este espacio, con una larga trayectoria a sus espaldas, para ser testigos de su evolución y de su trabajo en el tiempo.

Las intenciones de los cuadros han sido descritas por Pepe Cano: “He querido transmitir al espectador una pared rural a la que estos personajes se asoman, aprovechando los colores, para insistir aún más en la historia que quieren transmitir”. Sobre las inconfundibles formas de mirar de los hombres y mujeres de sus pinturas ha afirmado que se trata de “una mirada inquisitoria, en la que todos quieren transmitir algo”. Y para descubrir de qué se trata en cada uno de ellos, ha invitado al público a asistir a la muestra que abre en la tarde del 11 de abril.

Sergio Servin ha definido al autor como “un magnífico contador de historias” al que su particular iconografía, de la que ha destacado el predominio de “la economía de recursos” le ha permitido “encontrarse consigo mismo”.

Desde la crítica se dice que su estilo se sitúa a medio camino entre pintores anónimos de Flandes, el cómic y la ilustración española de los 60 y 70, con especial cuidado de color y formas. También que sus obras emplean una técnica esencialmente compuesta por sabia mezcla de pigmentación, escayola y acrílico, confiriendo a sus superficies no sólo una atractiva calidad textural sino un carácter mural, a la manera de frescos. O que acentúan los ejercicios extravagantes de la sociedad, exteriorizan una profunda carga surrealista y son entrañables a la par que enigmáticos.

Pepe Cano tiene formación autodidacta, y una trayectoria de 35 años de exposiciones individuales y colectivas. Ha sido Premio Cortes de Cádiz en 2007 y Premio Internacional de Pintura Puerto Banús, entre otros. Ha participado en ferias de arte en Portugal y ha colaborado con revistas y libros como la Revista Litoral. Tiene obras en diversas instituciones y entidades y en la actualidad prepara la exposición Contador de historias, que próximamente presentará en la galería Quattro, de Portugal.

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