Mayo vino a mi ventana –Salmarina dixit-, pero de momento se queda, como Pedro Sánchez pero sin necesidad de pensarlo dos veces. Y con mayo ha llegado la Feria del Caballo, como flor de primavera, la del tronco del olivo y el corazón ‘grabao’ con tu nombre y con el mío, la de las campanas que tocan a boda en la iglesia de Santiago, que cantaba Pascual González.
En el parque González Hontoria la fiesta ha empezado por todo lo alto, que es lo que se solía decir hasta que alguien se sacó de la manga aquello de “como si no hubiera un mañana”. Y realmente se vive el domingo como si el lunes no existiera, que para eso fue tachado del calendario laboral y escolar hace ya varios años.
Se vive el domingo como se vivió el sábado del alumbrado, con el mismo ánimo que Los Romeros de la Puebla animaban a beber “una y otra vez”. “Que corra el vino esta noche, que es noche de borrachera”, decían, en una sevillana que luego encontró réplica en Los Cantores de Híspalis, dispuestos a emborracharse “esta noche, para no echarte ni cuenta” y a “bailar” su “borrachera por las casetas de Feria”.
Pues así han empezado los jerezanos a vivir su Feria del Caballo, como si el alumbrado no se fuera a encender nunca más, como si hubieran cerrado las portadas del González Hontoria o en la tele no pudiera verse ya otra cosa que emisiones en bucle del festival de Eurovisión. Así, por todo lo alto, como si no hubiera un mañana.
El concepto ‘hasta que el cuerpo aguante’ debió inventarse sobre el albero del Real un sábado de alumbrado o uno de estos domingos de Feria que no tienen mañana porque el lunes –que San Dionisio Aeropagita nos perdone- no existe ya en los calendarios laboral y escolar.
Ahora toca comprobar hasta cuándo aguantan esos cuerpos, esas carteras y esos ‘bizum’, que amenazan con dejarle sin crédito presupuestario para el resto de la semana en cuanto se descuide, que es lo que le va a ocurrir antes de que el gallo cante por tercera vez, vulgo más pronto que tarde.
Mientras tanto es tiempo de saborear este mayo -que ha llegado a mi ventana pero de momento no se ha ido-, y de tratar de seguir al pie de la letra la recomendación de José Manuel Moya, Juan Díaz, José Angulo y los hermanos Faustino y Manolo Cabello, que para eso ya son ‘medallas de Andalucía’: “Que corra el vino esta noche, que es noche de borrachera; a beber y que descorchen, las botellas que tú quieras”.
En serio, como si el lunes no existiera…