Las olas de calor provocan un aumento en el despilfarro de alimentos que, en el caso de España, supone la pérdida de un 30 % más en el verano respecto al resto del año, según un análisis facilitado por la empresa Phenix, dedicada a la reducción del desperdicio alimentario.
La compañía, que recoge datos del Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en los Hogares elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, señala que "el desafío es mucho más grande para los supermercados y las cadenas de alimentación", ya que los días de calor extremo aceleran la descomposición de los alimentos perecederos como frutas, verduras y productos cárnicos.
Así, se incrementa la probabilidad de que estos alimentos se conviertan en meros residuos antes de ser consumidos, puesto que "una mayor cantidad de productos se desecha por no cumplir los estándares de calidad para la venta".
Esta circunstancia, sumada a la llegada de las vacaciones -lo que afecta a los hábitos de consumo de los clientes-, dificulta predecir la demanda y provoca "desajustes que generan desperdicio", lo que se traduce no solo en pérdidas económicas para los supermercados, sino en "un fuerte impacto ambiental, ya que aumenta la cantidad de residuos orgánicos que terminan en vertederos".
Esto a su vez contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el aumento de la temperatura global, por lo que el resultado final es un "círculo vicioso climático que impacta directamente en nuestro presente y futuro", sentencia el análisis.
Phenix recuerda que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un tercio de la producción alimentaria a nivel mundial se desecha o es desperdiciada, lo que genera la emisión de 3,3 gigatoneladas de CO2 y convierte al desperdicio alimentario en responsable del 8 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Para abordar el problema, la compañía apuesta por aplicar estrategias integrales que tengan en cuenta toda la cadena alimentaria para cuantificar el desperdicio y tomar las medidas que permitan prevenirlo y reducirlo.
También recomienda a los consumidores planificar sus compras con listas detalladas, evitar los productos innecesarios, conservar adecuadamente los adquiridos y realizar donaciones a bancos de alimentos.