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La incidencia de la violencia machista en niños es distinta en función del sexo

Ellos se vuelven más violentos y dominantes y ellas, que se identifican con las madres, se vuelven solitarias y depresivas.

Los adolescentes que han estado expuestos en su infancia a la violencia machista acaban por reproducir este tipo de comportamientos, pero de forma distinta en función del sexo, de modo que ellos se vuelven más violentos y dominantes y ellas, que se identifican con las madres, se vuelven solitarias y depresivas.

Así lo ha manifestado el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, que ha impartido en Granada la conferencia inaugural de las primeras jornadas sobre consecuencias en niños víctimas de la violencia de género, cuya directora, Francisca Expósito, ha abogado por que la ayuda integral dirigida a las mujeres que la sufren incluya programas de atención a sus hijos.

Según ha explicado Lorente, los chicos que han estado expuestos en su infancia a este tipo de situaciones se vuelven más violentos, se relacionan con amigos a los que pueden dominar, intentan llevar cualquier circunstancia al conflicto porque es ahí donde se sienten legitimados para usar la violencia y a veces desarrollan actuaciones delictivas por el consumo de drogas.

Por contra, las chicas tienden a identificarse más con la madre, lo que hace que se vuelvan “solitarias y aisladas” durante la adolescencia, que tengan pocas amigas, que sufran tendencia a la depresión y que normalicen y justifiquen la violencia por parte de sus parejas, según Lorente.

En cualquier caso, tanto ellos como ellas suelen sufrir un deterioro de la salud, no solo psicológica, sino orgánica derivada del consumo de sustancias tóxicas y del estrés, que facilita la aparición de infecciones o problemas neurológicos como migrañas y mareos, factores todos ellos que pueden estar relacionados con una exposición a la violencia durante la infancia.

Lorente ha precisado que no todos los menores expuestos a la violencia machista la reproducen luego con sus parejas, “y cada vez lo serán menos porque hay un contraste entre lo que viven dentro y lo que ven fuera”.

“Cuando el contraste ha sido muy armónico, como ha ocurrido tradicionalmente, no ha habido una crítica a esa conducta, pero cuando hay una crítica social hacia la violencia de género sí cuestionan lo que está pasando como algo anormal, lo cual les lleva a no reproducir esa conducta”, ha explicado Lorente.

El delegado del Gobierno para la Violencia de Género también se ha referido a un reciente estudio de la Universidad de Granada que evidencia que existe un efecto imitación en los homicidios por violencia machista.

Así, al día siguiente de producirse un homicidio existe un 67 % más de riesgo de que ocurra otro, lo que se traduce en que “los maltratadores encuentran todavía razones a su alrededor, unas muy directas como la imitación o el paso a la acción y otras los referentes culturales”, ha manifestado Lorente.

La referencia cultural “tiende a hacerles entender que la violencia es algo adecuado para resolver conflictos en la relación de pareja”, según Lorente.

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