El ‘stand’ informativo del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Cádiz resultó la gran sensación de la pasada edición de ExpoConstruye. Un robot elaboraba con total precisión las tareas encomendadas, con esa minuciosidad y exactitud milimétrica sólo al alcance de las máquinas. Detrás de este proyecto emerge la figura del Vicedecano de COGITI Cádiz, Jacob Jiménez, director de operaciones de DSA Grupo, que pronunció una clase magistral sobre la digitalización en el sector de la construcción.
Jacob volverá a ser protagonista en esta cuarta edición tras la excelente acogida de dicha ponencia. Da un paso más y profundizará sobre la aplicación de la Inteligencia Artificial es esta área, una IA que cambiará radicalmente la existencia humana. Ya se perciben sus influencias y se encuentra en una fase embrionaria. El ingeniero técnico desvela algunas de las claves de su próxima disertación.
-En esta edición repite con una conferencia en ExpoConstruye, bajo el título 'La Construcción 4.0: la IA como aliada estratégica del futuro'. ¿Puede ofrecer algunas pinceladas sobre esta exposición?
-La Inteligencia Artificial ha transformado por completo el panorama, especialmente en el sector de la construcción, donde la digitalización, que antes avanzaba de manera gradual, ahora se ha convertido en una necesidad ineludible. Nos enfrentamos a un punto de inflexión: es un todo o nada. La realidad es contundente: uno está dentro o está fuera. Si los clientes exigen y los competidores adoptan estas tecnologías, será el propio mercado el que me relegue si no soy capaz de adaptarme y ofrecer lo mismo.
-¿Cuál será el formato?
-Esta será una sesión de ‘wake up’, especialmente diseñada para promotoras y constructoras. Nuestro objetivo es abrir los ojos ante la nueva realidad que nos plantea la Inteligencia Artificial, explicando de manera sencilla cómo está cambiando las reglas del juego en el sector. No se trata de abrumar con tecnicismos, sino de acercarnos a este nuevo paradigma con un lenguaje fácil de entender para todos, independientemente del nivel de conocimiento técnico que se tenga.
Pretendo que, al final de la sesión, cada participante se lleve la sensación de que la IA no es un terreno inalcanzable ni una amenaza, sino una herramienta poderosa que está al alcance de todos, lista para ser utilizada. El cambio puede dar vértigo, pero estamos aquí para desmitificarlo y mostrar que, con la actitud y el enfoque adecuados, es posible subirse a este tren y aprovechar todo su potencial.
-¿Es la construcción un sector conservador?
-En absoluto. Nada que ver con la realidad. El sector de la construcción absorbe todas las innovaciones tecnológicas, que llegan para quedarse. El informe Mckinsey resalta la inversión de hasta 65 mil millones de euros en herramientas, diseño 3D, sistemas de planificación que ha invertido el sector en los dos últimos años. Seguimos viendo al albañil subido en un andamio cuando pensamos en el sector de la construcción, pero el sector está concienciado del cambio y motivado para abordarlo con éxito.
El punto que queda aún pendiente es la transformación total del trabajo físico por el robotizado. Cuando vemos una obra asumimos con normalidad que haya una grúa torre, una hormigonera. Ocurrirá igual con los nuevos sistemas tecnológicos. Se usará el exoesqueleto para trabajos que requieran manejos de carga pesada, drones para control y verificación, robots para llegar a donde no puede alcanzar la persona. Y es que la robótica, al igual que pasó con la digitalización, entrará en la obra de un día para otro.
-¿Qué terminará de impulsar este proceso?
-Lo terminará de impulsar el concepto de la hiperpersonalización. Cuando compras un coche, te preguntan cómo quieres los cristales, la tapicería, los colores y acabados, todos los detalles nos parece algo normal. Ocurre lo mismo al adquirir un teléfono móvil, del que elijo el color de la carcasa, el tamaño, la memoria, los pixeles de la cámara, etc. Y en la construcción ya está pasando. Las promotoras preguntan a los clientes, antes de construir la casa, el revestimiento de baños y cocinas, el acabado de las habitaciones, incluso el mobiliario que se va a instalar, y es que los clientes compran su vivienda como si fuera un coche. Esta hiperpersonalización requiere de trazabilidad, que necesita de la digitalización. Así que, en cuanto una promotora ofrezca estos servicios, los competidores estará obligados a ofrecerlos o el mercado no aceptará su producto.
-¿En qué momento se encuentra el sector de la construcción en la provincia de Cádiz?
-Pues en una buena época, afortunadamente. En ExpoConstruye se presentará el hub tecnológico de la construcción en Andalucía. Se presentará este ecosistema a nivel regional, una iniciativa pionera liderada por la Federación Provincial de Agrupaciones de Empresarios de la Construcción de Cádiz. El CAI integra formación, investigación, apoyo empresarial, con transferencia de conocimientos entre sectores, inquietudes de los propios asociados, acuerdo con universidades, con empresas tecnológicas... Va a ser una revolución a nivel Cádiz y Andalucía, estaremos en vanguardia.
-'O te aclimatas, o te aclimueres', como vaticinó precisamente el curso pasado.
La gente debe comprender que la Inteligencia Artificial no es simplemente otra herramienta tecnológica. Ha llegado para transformar por completo la forma en la que operamos, y este cambio no tiene que ser negativo. Nadie te forzará a cambiar la manera en que gestionas tu negocio, pero si tus competidores comienzan a ofrecer soluciones más ágiles, eficientes y personalizadas gracias a la IA, será el propio mercado el que marque la diferencia y te deje rezagado si decides no adaptarte.
Un competidor que utiliza la IA en sus procesos es como una fábrica que se electrificó cuando llegó la electricidad. De repente, puede hacer las cosas más rápido, con menos esfuerzo y con mayor precisión. Puede ajustar su producción a la demanda, reducir los desperdicios, y optimizar la logística de manera automática. Este competidor, gracias a la IA, es capaz de analizar grandes volúmenes de datos de sus clientes, entender sus necesidades al detalle y adaptar su oferta casi en tiempo real, lo que le permite adelantarse a las tendencias y ofrecer productos o servicios que parecen hechos a medida.
Por otro lado, un competidor que decide no integrar la IA en sus procesos es como una fábrica que continúa operando con sistemas manuales y anticuados, al estilo de la vida Amish. Puede seguir adelante, pero sus procesos son más lentos, menos eficientes, y carecen de la capacidad de adaptarse con la misma rapidez a los cambios del mercado. Al no poder aprovechar las ventajas de la automatización y la personalización que ofrece la IA, se queda atado a métodos tradicionales que, aunque funcionaron en el pasado, ya no pueden competir en igualdad de condiciones.