En los últimos 20 años Cádiz ha perdido 23.000 habitantes, 10.000 de ellos vecinos de su centro histórico, con lo que ha pasado a ser la tercera ciudad en habitantes de la provincia que lleva su nombre, por detrás de Jerez y Algeciras.

Según el estudio encargado por Procasa para analizar el fenómeno, el mayor porcentaje de gaditanos que abandonaron la capital, más de 27.000 desde finales de los años ochenta, fijaron su residencia en Chiclana y, en menor medida, San Fernando y Puerto Real.

De manera que Cádiz mantiene una relativa centralidad en el contexto de aglomeración uurbana en el eje Bahía de Cádiz-Jerez, puesto que la población vinculada, la que no vive en la ciudad pero se desplaza a ella por motivos familiares, laborales, ocio y cultura o cuestiones sanitarias, es elevada: hasta 80.000 personas diarias acuden al municipio.

En cualquier caso, las encuestas elaboradas por la empresa pública concluyeron que el 95% de los gaditanos consultados considera que es difícil o muy difícil conseguir una vivienda en la localidad.

El alcalde, Bruno García, ha marcado, precisamente, como prioridad la construcción. Convencido de que la ciudad puede contar con hasta 3.000 inmuebles más, remarca que la iniciativa privada promueve 200, mientras que la Junta de Andalucía proyecta una segunda fase en Matadero y ha licitado las 67 del Cerro del Moro, a las que habrá que sumar 800 en Navalips gracias a la cooperación institucional con Zona Franca.

El Ayuntamiento ha garantizado la financiación de 106 pisos, de los que se han licitado 68, frente a las 63 construidas en los últimos ocho años, con más del 80% en régimen de alquiler, pero también trata de dar respuesta a la demanda de los 1.500 demandantes de viviendas menos de 35 años dispuestos a comprar.

Además, el primer edil ha planteado recientemente una modificación del PGOU para ampliar a uso residencial locales comerciales y trata de frenar la proliferación de viviendas turísticas, ante la falta de suelo y los elevados precios del metro cuadrado. A todo ello hay que sumar el número de pisos que se encuentran en desuso, como segunda residencia o destinado a otros fines y que supera los 8.000.

El empleo también es clave. El V Informe de la Desigualdad de Andalucía, que analiza las ocho capitales y Jerez, Algeciras, Dos Hermanadas y Marbella, con más de 100.000 habitantes, concluye que Cádiz no muestra ejemplos de desequilibrios extremos en el municipio, como otras localidades de mayor tamaño como Sevilla o Málaga, que “hayan dado lugar a guetos sociales”, pero advierte “de que casi todo el centro histórico y gran parte del ensanche obrero arroja tasas de desempleo por encima del 30%”.

Si bien Cádiz mantiene su condición de ciudad administrativa y los sectores comercial y turístico son pujantes, la pérdida de peso industrial ha llevado también a que muchos gaditanos se hayan visto obligados a emigrar.

Las administraciones públicas y la iniciativa privada apuestan por un nuevo modelo basado en la innovación y yacimientos de empleo vinculados a la cultura y el sector audiovisual o la Economía Azul.