Close
Este lunes 26 de mayo se cumplen 25 años del asesinato de la menor Klara García en San Fernando. Un crimen, conocido como ‘Las Brujas de San Fernando’, por la afición de las autoras a los ritos esotéricos, que conmocionó a todo el país por el salvajismo con el que acabaron con la joven. La víctima, con solo 16 años, encontró la muerte de la forma más brutal que podía hacerlo y a manos de las que consideraba sus amigas, Iria y Raquel, de 16 y 17 años, con las que cada día iba a clase al IES Isla de León. Los hechos se produjeron la fatídica noche del viernes 26 de mayo de 2000, cuando Klara fue asesinada a sangre fía por las dos adolescentes tras recibir hasta 32 puñaladas, algunas en la espalda, y dos golpes en la cabeza con un ladrillo. Lo hicieron con el único móvil de saber qué era lo que se sentía al matar una persona.
Klara salió de su casa a las 21.30 del 26 de mayo para quedar con sus compañeras de clase, a las que les apasionaba todo lo relacionado con temas satánicos. De hecho, habitualmente iban vestidas con indumentaria negra y se hacían llamar Las Brujas. Tan solo una hora más tarde era asesinada cruelmente a sangre fría en el parque del Barrero.
Al día siguiente, Manuel encontró el cuerpo sin vida de su novia. Klara murió degollada, según el informe forense. La desaparición fue denunciada rápidamente y la Policía pudo resolver el brutal crimen en solo doce horas. Tras detener a Iria y Raquel, ambas admitieron haber sido las autoras del asesinato, demostrando una frialdad asombrosa y llegando incluso a cantar en los calabozos.
Aunque pudieron hacerlo durante la vista oral en su declaración, ninguna de las dos pidió nunca perdón a la familia de Klara por arrebatarles a su hija, a la que no olvidan en su pueblo. De hecho, desde 2007 una escultura de un unicornio realizada por Manuel Sánchez en el lugar del asesinato recuerda a la joven, a la que también tienen muy presente en su instituto.
32 puñaladas y 8 años de internamiento
El de Klara García fue el primer caso en España en el que se aplicó la Ley del Menor, lo cual no estuvo exento de controversia. De hecho, debido a la reforma de esta norma en el 2000, no cumplieron los 25 años de condena por asesinato con alevosía y premeditación. Raquel tenía 17 años en ese momento y le faltaban pocos pocos meses para cumplir la mayoría de edad. El juez condenó a ambas a ocho años de internamiento en un centro cerrado para menores y cinco años de libertad vigilada tras la salida del centro, la pena máxima que permite la ley española para menores en virtud de la Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal del Menor. En 2004, transcurridos solo tres años después de la condena, ambas salieron en régimen semiabierto, que permite salidas programadas o semilibertad. Nunca más regresaron a San Fernando tras cumplir la medida impuesta.