Cualquier aficionado que se precie habrá sufrido alguna vez las incomodidades del gallinero en una larga noche de Carnaval en el Gran Teatro Falla. Las recias bancadas de madera que dan asiento en la parte más alta del coliseo gaditano pueden llegar a ser un tormento para posaderas y espaldas sensibles, haciendo pasar penalidades a los habitantes del paraíso. Chaquetas y abrigos son los elementos utilizados habitualmente, de manera poco eficaz, para sobrellevar la dureza de estos asientos, mientras que las coplas se presentan como único bálsamo para los sufridos seguidores de la fiesta gaditana.
El autor Antonio Rivas, prolífico creador de coros y comparsas, ha utilizado su ingenio para dar con una solución a este problema, inventando lo que ha decidido bautizar como el boljín. Se trata, como ya se infiere de su nombre, de un bolso que también hace las veces de cojín, o de un cojín que puede ser utilizado como bolso. Un producto que ya ha sido inscrito en el Registro de Patentes y Marcas y que, según dicho organismo, es único en el mundo.
La idea del boljín surgió hace ya bastante tiempo de la forma más casual. “Suelo poner el móvil en la mesa cuando me siento en una terraza, y para evitar que alguien pase y se lo lleve al final me lo pongo entre las piernas. Entre eso y la experiencia de estar en el gallinero del Falla, que después de un ratito ya no sabes como ponerte, pues me vino la idea de hacer algo así”, explica Rivas.
Este nuevo producto cuenta con varios colores y distintas serigrafías relacionadas con Cádiz, el Carnaval y la Semana Santa. Está elaborado con el mismo material que las mochilas, nylon hidrofugado, por lo que se puede limpiar fácilmente con una servilleta o una toallita húmeda después de cada uso. Con un precio de 25 euros, puede adquirirse por el momento en el taller de costura 6 Duplicado, discos El Melli y La Tienda del Carnaval de Cádiz, en la calle Rosa.
Antonio Rivas señala orgulloso que “no existe nada parecido, en el Registro de Patentes y Marcas preguntas y te dicen si hay registrada alguna cosa igual en España o en alguno de los casi 200 países con los que tienen convenio. Si no existe nada parecido te dicen si es patente o modelo de utilidad, que es este caso, cuando fusionas dos cosas ya existentes para hacer algo nuevo”. Y aclara que “mi interés con esto no es ganar dinero, es un capricho que se me ocurrió. Al final voy a pasar a la historia como inventor y no como autor de Carnaval”, sonríe. De cara a su uso en el Falla, remarca que “si con esto convertimos el gallinero, que de sonido es fantástico, en algo confortable, pues maravilloso”.
El autor de coros recuerda que en Cádiz ya se inventó la tanda de penaltis y, si su idea triunfa, “me gustaría que se recuerde que se estrenó en el Gran Teatro Falla de Cádiz. Y de ahí, al mundo”, sentencia.