Llegaba el descanso, y con él las nuevas dosis de optimismo para la parroquia xerecista. En la reanudación, Vicente Moreno optó por retrasar a Campano al lateral derecho, pasar a Cámara a la izquierda, dejando a Mendoza en la caseta. Entraba Cordero, para ayudar en la destrucción y conducción a la dupla Bruno-Rueda. Y Capi, eterno Capi, también se quedaba en el vestuario. Mejoró el Xerez y mucho, pero Capdevila vio dos tarjetas amarillas en seis minutos y dejó a su equipo con diez sobre el campo. Curiosamente, con esta circunstancia en contra, el Xerez hizo más que casi en toda la primera parte. Poco después Bruno dejaba su puesto a Tato, que dotó de mayor mordiente la banda derecha.
Se capeó el temporal coruñés no sin fortuna porque el balón se estrelló en varias ocasiones en los postes de la portería defendida por Toni Doblas. En ataque ya sólo valía apelar a la heroíca o a que la calidad de José Mari pudiese enganchar algún balón. Las ganas, que no el juego, pusieron al Xerez en buena disposición cerca del área contraria. Tanto, que incluso el público de Riazor empezó a no tenerlas todas consigo para saborear una nueva victoria. Al final los de José Luis Oltra sestearon más de la cuenta, pero el Xerez no tuvo la claridad necesaria para perforar la portería de Aranzubía.
Nueva derrota fuera de casa para el Xerez bajo la batuta de Vicente Moreno, pero si en la primera parte las sensaciones fueron malas, el segundo tiempo y en inferioridad, ofreció sensaciones diferentes, más positivas. El problema, como casi siempre en esto del fútbol, es el tiempo. Y la cuesta de enero, también.
Nota: Carlos Gonzalo es jefe de Deportes de Canal Sur Radio, en Jerez