Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), España podría reducir hasta un cinco por ciento su consumo de electricidad con la adaptación del horario de verano, lo que equivaldría a unos 300 millones de euros.
Esta entidad pública, dependiente del Ministerio de Industria, calcula que, de esos 300 millones, 90 millones corresponderían a los hogares, lo que supone una media de seis euros por vivienda, y los otros 210 se podrían reducir con el ahorro energético en los edificios del sector terciario y en la industria.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo, para aprovechar mejor la luz solar.