El Señor de la Sentencia y la Esperanza fueron acompañados por miles de jerezanos
El regreso de la Hermandad de la Yedra a la Plazuela cerró en la tarde de ayer una espléndida Semana Santa, en cuyo debe sólo se anotará la llovizna de la amanecida del Viernes Santo que propició la recogida prematura de las hermandades del Nazareno y La Buena Muerte, dejando al Señor de la Sentencia y a la Virgen de la Esperanza en el interior de la Catedral.
Esa inoportuna lluvia brindó ayer a los jerezanos la posibilidad de disfrutar con la presencia en la calle de la Hermandad de la Yedra. La ocasión, única si se quiere, fue aprovechada no sólo por los jerezanos, sino por cofrades del resto de la provincia y otras zonas limítrofes, que no quisieron perderse este inédito regreso a su templo del Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza.
Esta singular recogida de La Yedra se inició a las cinco de la tarde, momento en el que la cruz de guía de la hermandad abandonó el primer templo diocesano, para a continuación tomar por Reducto Bueno Monreal y Cruces en busca de José Luis Díez. Esta fue una de las novedades que se introdujeron en el itinerario habitual de la cofradía, que tampoco llegó hasta las Angustias, accediendo a Sol por Pedro Alonso tras tomar por Corredera.
Respecto a la pasada Madrugada del Viernes Santo también se registraron cambios en el exorno floral del paso de palio de la Virgen de la Esperanza, al que se incorporaron calas blancas. La titular mariana de la Hermandad de la Yedra fue acompañada en esta ocasión por la Banda de Música de la Fundación Ruiz-Mateos, de Rota, que después de muchos años regresaba tras el verde manto de la Reina de la Plazuela.
Siguiendo los pasos de la cruz de guía, un amplio cortejo de hermanos vestidos con traje oscuro en la mayor parte de los casos, portando cirios e insignias. La cuadrilla de costaleros que porta al Señor de la Sentencia y Humildad fue dirigida por Miguel Ángel Jaén Torres, contando con el acompañamiento de la agrupación musical que lleva su nombre.
Llamó poderosamente la atención el nuevo trono situado a espaldas de Pilato, realizado por el tallista Antonio Ibáñez y el dorador Manuel Calvo. Este era el estreno más significativo que había presentado la cofradía en la Madrugada del Viernes Santo.
Detrás, y precedida por un amplio número de hermanos con cirios, la Virgen de la Esperanza, con José Luis Erdozáin al frente de su cuadrilla de costaleros.
Momentos especialmente emotivos se vivieron a la llegada de la cofradía a su barrio y más concretamente en la calle Sol, donde se vivieron escenas similares a las ya acostumbradas de la mañana del Viernes Santo. Ya en la Plazuela, la interpretación de las marchas Encarnación Coronada y Pasan los Campanilleros vendrían a poner broche de oro a una salida procesional que se inició a la una de la madrugada del Viernes Santo y que culminó a las 22.35 horas del Domingo de Resurrección.
Era el epílogo de una extraordinaria Semana Santa, cuyo devenir sólo se vio alterado en el amanecer del Viernes Santo por una inoportuna e inesperada llovizna. Los cofrades tienen ya en la mente la fecha del 28 de marzo de 2010. La cuenta atrás para el Domingo de Ramos ha comenzado.