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\"Coger setas sin tener los necesarios conocimientos es peligroso y una gran imprudencia\"

Entrevistamos a Manuel Becerra Parra, natural de Benaoján, uno de los más prestigiosos micólogos de nuestro país

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  • Becerra con la phalloide -

con apenas tres años ya cogía setas en las zonas de Líbar, y ha logrado convertirse en uno los más importantes expertos en micología de nuestro país. Manuel Becerra Parra (Benaoján, 1979), gran conocedor de la Serranía, tiene publicados hasta ocho libros sobre las setas que pueden encontrarse en nuestra comarca. Es además el gerente de la empresa Micogest, especializada en la gestión de los recursos naturales y especialmente en el mundo de las setas. El próximo miércoles ofrece una conferencia en Santo Domingo sobre este asunto. 

¿Cómo es la comarca desde el punto de vista micológico?
—Es una de las comarcas más ricas en Andalucía e incluso España. Tenemos catalogadas unas 800 especies distintas de setas, y cada año aparecen unas 20 nuevas. Este año, por ejemplo, hemos descrito una especie de cagarria nueva para la ciencia, que estaba en el Arroyo de la Ventilla y no lo sabíamos; en total, hemos encontrado diez especies nuevas este año que hasta ahora no conocíamos en la Serranía.
¿Cuántas son comestibles?
—El porcentaje de especies comestibles es mínimo; muchas de ellas por su dureza, otras porque sencillamente no tienen buen sabor, y otras muchas por su toxicidad. De todas las que conocemos, sólo se pueden comer unas 50 especies.
Las hay muy conocidas…
—Las que se han recolectado toda la vida son las setas de cardo y las cagarrias. Algunas gentes también cogen las crespas, las setas de chopo o los parasoles. Y ahora se aprecia mucho la chantarela, la yema de huevo o los boletus. Tenemos incluso una trufa, la trufa de verano, la prima pobre de la trufa negra, pero también riquísima.
¿Se decanta por alguna?
—Para gustos colores, pero la de cardo es la que he comido desde pequeño.
¿Existen muchos peligros por la toxicidad de estos hongos?
—Desde mi punto de vista, ir al campo y coger setas sin tener unos conocimientos mínimos es una locura, si no una imprudencia que puede tener graves consecuencias. Esta semana ha habido hasta tres intoxicaciones en Jimera, que se suman a la de Arriate de la pasada semana. La amanita faloide es mortal, y tiene un aspecto bonito y quien se ha salvado tras comerla asegura que está muy buena; las setas del olivo, que son muy tóxicas, se parecen a la chantarela, y quien no las conoce bien las confunde; la amanita panterina es otra seta con la que debemos tener mucho cuidado. Existe además una champiñón que es muy tóxico, pero por suerte cuando se cocina huele muy mal y mucha gente lo desecha y eso evita las complicaciones.
¿Cuál es el mejor consejo?
—No coger setas nunca si no estamos totalmente seguros de lo que cogemos. Para conocer las setas basta con hacer cursos y salidas al campo, pero lleva algún tiempo. Hay quien tras estar con nosotros varios años es ya todo un experto. Ni que decir tiene que ante cualquier duda, no se coma ninguna seta; si alguien después de hacerlo se siente mal, hay que ir rápidamente al médico porque podemos salvar incluso la vida.
Este año se han visto muchas setas de los tipos boletus o yema de huevo. ¿A qué se debe?
—A que llovió a mediados de septiembre y al clima casi tropical que hemos tenido después. Estas setas son termófilas, y ha habido una auténtica explosión de estas variedades. Hacía años que no ocurría.

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