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"A veces es mejor pecar de exagerado ante el ciberacoso escolar"

Docentes, padres y Policía Nacional aúnan esfuerzos ante el cambio de las reglas del juego impuesto por internet

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  • Los ponentes en las jornadas celebras en La Granja -

¿Eres capaz de leer esta página sin echar un vistazo al móvil? Muchas personas titubearían dando respuesta a la pregunta. La realidad ha cambiado y es algo innegable.  La tecnología ha invadido cada ámbito de la vida del ser humano. Ya sea en casa o en el trabajo ordenadores, móviles, tablets, etc; están siempre presentes y para algunos marcan el ritmo de la jornada.

A los 14 años el 90% de los jóvenes ya disponen de un smartphone. Desde que hace años el cuerpo educativo, padres y Policía Nacional aunaran esfuerzos para acabar con la lacra del acoso escolar, el prematuro uso de internet ha cambiado las normas del juego y agravado la situación. Según los datos que aporta el doctor Pedro Mesa Cid, psicólogo clínico, en la última década en Europa se suicidaron al año 200.000 menores a causa del acoso escolar. En total son 24 millones los que en la última década han sido víctimas de acoso. Por tanto, es evidente que no encontramos ante una situación sin precedentes, pero ¿qué papel  han tenido en ello las nuevas tecnologías?

A diferencia del acoso tradicional, ya no existe refugio para sus víctimas. Antiguamente si el matón de la escuela la tomaba contigo, al llegar a casa al menos terminaba la exposición a esa realidad, mientras que ahora con las redes sociales, el acoso se perpetúa las 24 horas del día. Además el anonimato permite al acosador evitar exponerse, lo que dificulta realizar un perfil  sobre él. Quizás el joven estudioso, educado y social sea quien perpetre el crimen en la redes. Todo ello, sumado a la desconfianza y el miedo, genera un aislamiento en el joven que no ve escapatoria ninguna. Además se han añadido problemas que antes no se conocían como es el “sexting” en el que se divulgan imágenes de desnudez sin consentimiento de estos jóvenes. Incluso llega a complicar la reubicación de la víctima porque al tener una amplia difusión cuando se le cambia de centro puede que ya sea conocido allí por todo el material que se encuentra en internet. 
Tampoco debemos olvidar otros crímenes que amenazan a los menores como pueden ser los depredadores sexuales que suelen ganarse su confianza bajo perfiles falsos, para luego coaccionarles. También está la posibilidad de la suplantación de identidad o de secuestros virtuales.

No obstante, los padres y docentes pueden prevenir estas situaciones de riesgo, y en caso de que se den, tomar medidas para solucionarlo antes de que sea grave.

“Hay veces que es mejor pecar de exagerado”, expone Mesa Cid, que nos traslada estas claves: “Se debe escuchar al niño sin juzgarlo, preguntarle por sus relaciones, estar atentos a cualquier cambio en la actitud, rendimiento académico e incluso físicos (puede llegar a suceder que un joven somatice una depresión, esto es, que tenga dolencias físicas que no son atribuibles a una causa material). En caso de que se detecte debe ponerse en manos de los especialistas y las autoridades competentes, y en el caso de que sea necesario tomar medidas legales”.

“Si te acosan y te agreden, sé valiente, no te calles", lanza como mensaje a las víctimas de acoso y de ciberacoso, el agente de la Policía Nacional, Adrián Domínguez, quien además pide la colaborción de los centros para que “ante casos graves que no puedan solventar, acudan sin dilación y sin cortapisas a la Policía y la Fiscalía de Menores”.

De Finlandia a España: el proyecto KiVa

Desarrollado en la universidad finlandesa de Turku, KiVa es el proyecto contra el acoso en las aulas con mayor éxito conocido. En un año  desde su implantación en el 90% de sus escuelas consiguieron reducir a la mitad los casos de acoso escolar. Nació en 2011 y ya se ha trasladado a Reino Unido, Holanda, Alemania, Suecia y Bélgica. A partir de este año, también pasa a aplicarse en determinados colegios de España.
Aquí ha sido más difícil de traer puesto que no poseemos una cultura tan colaborativa ni tanta preocupación aparente por la educación. Además está el problema de financiar las herramientas y la formación necesaria para llevarlo a cabo.
KiVa es un acrónimo del finés Kiusaamista Vastaan (contra el acoso escolar). La idea es que sean los mismos alumnos los que demanden esta situaciones, haciendoles concientes de que cuando colaboras o eres pasivo tú también eres parte del probelma.
El proceso tiene tres fases. En un principio está la prevención y concienciación de los adolescentes, luego los profesores intervienen con entrevistas y algunas herramientas; y por último, realizar un seguimiento periódico de la situación.

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