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"Lo más duro hasta ahora ha sido despedirme de mi padre"

Juan Meira pedalea rumbo a Écija satisfecho con el respaldo popular que está obteniendo su iniciativa en favor de los enfermos de fibrosis quística

  • Juan Meira, en El Arahal. -

El joven jerezano Juan Meira Otero, que inició ayer martes una marcha a Roma en bicicleta plegable para “visibilizar” a los enfermos de fibrosis quística, camina rumbo a Écija en la segunda etapa de su aventura

El joven marcha solo y “a la aventura”, en un “viaje improvisado” que de momento le lleva por la provincia de Sevilla y le obliga a sobreponerse a las altas temperaturas que se registran estos días en el valle del Guadalquivir.

Juan Meira ha explicado que lo que pretende establecer es “un paralelismo” con el sufrimiento de los enfermos de fibrosis quística, que viven en una permanente “incertidumbre” ante la evolución de su patología.

Meira partió en la mañana de ayer del centro de Jerez, acompañado por un grupo de familiares y amigos que quisieron arroparle en la primera etapa de este camino, que le llevó hasta la localidad sevillana de Utrera.

Allí fue recibido por el padre de un enfermo de fibrosis quística, que estaba “muy concienciado” con la problemática de estas personas y le invitó a pasar la noche en su propio domicilio.

Pasadas las nueve de la mañana de hoy ha iniciado la segunda etapa de su viaje, que le ha llevado a El Arahal, para posteriormente continuar rumbo hacia Marchena y tomar una vía verde en dirección a Écija, donde pretende llegar a última hora de la tarde.

De momento, las satisfacciones superan con creces a las penalidades del camino en bicicleta y de hecho el momento “más duro” que ha vivido hasta ahora Juan Meira fue el que aconteció ayer en Utrera cuando debió despedirse de su padre.

El viaje está siendo “muy especial”, ya que está permitiendo a este joven comprobar que su iniciativa ha calado entre la gente, que ya le anima por su nombre e incluso aminora la velocidad de sus vehículos para compartir su experiencia.

Juan Meira viaja solo y no lleva “ni botiquín”, aunque sí se ha provisto de “una tienda de campaña” y “bolsas de agua” para asearse.

Todo lo demás lo va improvisando durante la ruta, aunque el joven está comprobando que “realmente hace falta muy poco para vivir”.

Entre Barcelona y Roma sí contará con la compañía de un amigo, Juan, al que conoció tiempo atrás haciendo el Camino de Santiago y al que considera “como un hermano”.

Además de visibilizar a estos enfermos, la iniciativa también tiene como objetivo recaudar fondos económicos para favorecer la investigación.

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