La zona azul surgía en el paseo marítimo para acabar con los vehículos llamados ‘ventosa’. La presencia del carril bici en su primer tramo entre Asdrúbal y la plaza Ingeniero La Cierva provocaba la eliminación de un importante número de plazas de aparcamiento, por lo que el Ayuntamiento, como previsión a la situación que podía conllevar acordaba con la asociación de vecinos Muñoz Arenillas una serie de medidas paliativas como es la ampliación de la zona azul y la instauración de la zona naranja, conocida como zona para residentes.
Según los datos que maneja el equipo de Gobierno, “se han reordenado los aparcamientos en esta zona y aplicado las herramientas que disponemos, entre ellas, las actuales zonas para residentes”. Se ha coordinado con la entidad vecinal que “lejos de pedir su eliminación, nos pidió la ampliación, de las 181 iniciales a las 300 que se han diseñado”.
Tras una semana del cambio “hay 181 tarjetas y siguen llegando peticiones de vecinos de la zona de influencia, y a su vez, vecinos de zonas colindantes que quieren pero actualmente no pueden acogerse a la zona para residente. Ya hemos superado las plazas que preveíamos de forma inicial: 181 tarjetas, y vamos a llegar a las 300 a este ritmo, pero si no hubiéramos ampliado ahora habría un cien por cien y nos estarían pidiendo más”.
Mientras tanto, Juan Díaz, de la entidad vecinal manifestó que “estamos haciendo un seguimiento de la situación que abordaremos con el concejal de Movilidad, Martín Vila, en un reunión esta semana por si hubiera que tomar medidas correctoras”. No obstante, el colectivo vecinal se mostraba satisfecho con cómo está funcionando la zona naranja, y confirma que “al no existir garajes en el entorno afectado por el carril bici tuvimos que solicitar la ampliación del número de plazas de zona naranja, y así se ha hecho”. Estos cambios son “un efecto colateral” por el carrril bici.
Recogida de firmas
Por otro lado, hay un grupo de vecinos que está recogiendo firmas porque “no se nos informó en ningún momento de los cambios que se iban a acometer”. Consideran que “no responden a un criterio objetivo, ni contemplan las necesidades de residentes y usuarios habituales que acuden a sus centros de trabajo, hospital...”. Añaden que también afecta a establecimientos hosteleros y comercios de la zona. “Empezaron a pintar sin avisar, llamamos a la empresa Emasa y no nos dieron alternativa alguna”.