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Tsunamis: un riesgo permanente en Cádiz

España dispone desde el año 2015 de un sistema de alerta, pero lo que no tenemos todavía aquí, y casi en ningún país, es “un plan de alerta a la población”

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  • La playa de Santa María del Mar tras el paso del temporal 'Emma' en marzo de 2018

“Aunque los maremotos ocurren muy rara vez en el tiempo pueden producirse en cualquier momento, sin aviso previo, en invierno o en verano y a cualquier hora del día”. Así lo afirma José Antonio Aparicio, del Instituto Español para la Reducción de los Desastres.  

Cádiz es una ciudad totalmente rodeada por el mar y, por tanto, expuesta a todo tipo de fenómenos costeros. “Dentro de estos fenómenos, uno de los que más nos pueden preocupar es que se pueda producir un tsunami. La gente entiende por tsunami el maremoto catastrófico, como lo hemos podido ver en Japón o en el Océano Índico, o como el de 1755 que afectó a las costas de Portugal, Huelva y Cádiz”.

Pero no todos los tsunamis son catastróficos, según apunta Aparicio. Este año precisamente se conmemora el cincuenta aniversario de un terremoto muy importante y muy similar al de 1755. “Ese terremoto de 1969 produjo en Cádiz una alarma general, la gente, aún siendo de madrugada, salió despavorida a la calle, en algunos bloques de la barriada de La Paz las personas tuvieron que abandonar el edificio por completo e incluso el reloj del ayuntamiento se paró del mismo movimiento sísmico. Este a su vez también provocó un pequeño tsunami que aunque no fue visible desde la costa sí que fue registrado por los mareógrafos españoles, portugueses y marroquíes”. Estos hechos ponen de manifiesto la primera premisa de la que hablábamos, y es que los maremotos pueden producirse en cualquier momento. 

Ante los fenómenos habituales de tipo meteorológicos podemos adelantarnos, incluso en las propias corrientes marinas “todo es previsible”. Sin embargo, frente a un terremoto o frente a un tsunami no hay posibilidad de prever su llegada. De hecho, será el primero el que sirve de pre aviso del segundo. “En este caso la reacción humana tiene unos 78 minutos para ponerse a salvo, un tiempo más que razonable”. Pero, ¿sabemos qué hacer en esa hora y cuarto aproximada, qué protocolo seguir, hacia dónde dirigirnos? España dispone desde el año 2015 de un sistema de alerta, pero lo que no tenemos todavía aquí, y casi en ningún país, es “un plan de alerta a la población”, señala Aparicio.

Actualmente existe un protocolo de notificación que llega a las instituciones y cuerpos de seguridad pero no a los ciudadanos. “Una de las posibles soluciones sería crear una aplicación para teléfonos móviles para que, quienes la tengan instalada, el ciudadano pueda acceder a esa información en tiempo real”. Esto solucionaría la parte de la difusión, pero para garantizar la supervivencia sería necesario, además, “crear lugares donde las personas pudieran acceder a esas pautas sobre qué hacer” y para ello “la administración debería implicarse creando esas plataformas de información”. La formación en colegios y asociaciones de vecinos también facilitaría la divulgación. 

El peligro de la corriente

Igualmente, José Antonio Aparicio incide en la necesidad de crear conciencia entre los bañistas del peligro que pueden tener las corrientes en el mar, ya que cada verano hay ahogamientos causados por este tipo de fenómeno. Destaca la importancia de que “las playas deberían contar con paneles de seguridad que avise a los bañistas de qué hacer en caso de ser arrastrado por una corriente, así como la preparación adecuada del personal de socorrismo”. Unas pautas muy importante de cara a las próximas semanas de verano. 

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