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Educar para el futuro

Perder gustosamente la soberanía sobre nosotros

En las redes nos jugamos información, nuestra información, y no se comprende cómo siendo tan valiosa no la protegemos con más eficacia l

Publicado: 29/11/2019 ·
10:27
· Actualizado: 29/11/2019 · 10:29
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Andaluc�a Informaci�n
Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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No es la primera vez que trato sobre el tema de la privacidad en las redes digitales, pero a tenor de lo rápido que avanza el control que tantos agentes ejercen sobre el particular,  se cierne sobre los ciudadanos un problema cuya solución es tan compleja que – temiéndomelo mucho – muy pronto ya no existirá.

Hacer como que no pasa nada es la postura absurda de la cual se han estado aprovechando para implementar el referido control y si bien tenemos derecho a darnos igual debemos saber al menos los riesgos que corremos.

Todo el mundo conoce el aforismo “si no puedes vencer a tu enemigo únete a él”, el cual resume una estrategia que permite sobrevivir cuando nuestras fuerzas y capacidades son insignificantes ante las del adversario.

Así en el asunto que nos ocupa si no podemos eludir la vigilancia, al menos tengamos cuidado con lo que hacemos o ponemos en la red actuando con la máxima precaución y en caso que sea posible confundamos a los que nos vigilan no mostrando todas nuestras cartas.

Navegar por Internet no es desde luego un juego de cartas, pero como en los juegos en el caso de la red existen tanto reglas como quienes están dispuestos a saltárselas y necesitaremos protegernos de los tramposos, aunque algunos de ellos sean tan poderosos y capaces que prácticamente son invencibles.

En las redes nos jugamos información, nuestra información, y no se comprende cómo siendo tan valiosa no la protegemos con más eficacia.

Es cierto que la mayoría de los ciudadanos no tenemos casi nada que ocultar, por lo cual si en los portales bancarios, de compras y de organismos oficiales seguimos las normas y pautas que se marcan, en caso de producirse intromisiones en nuestros datos ellos deberán encargarse de solventar cualquier perjuicio que se nos cause.

Para asegurarnos de esto debemos tener la precaución de conocer cuáles son los riesgos al acceder a esos portales y actuar en consecuencia si no estamos dispuestos a asumirlos.

Como en el mundo real, en el digital antes de entrar e interactuar en cualquier entorno debemos conocer y aceptar las condiciones de uso y los seguros asociados al mismo, no debiendo hacerlo en caso de que no nos convenzan y/o convengan.

Se van conociendo datos escalofriantes sobre cómo manejan nuestros datos en la red, parece ciencia ficción pero por desgracia es verdad. También lo es que en el mundo real nadie cuenta en cualquier sitio sus problemas de salud o financieros, ni pregona por las calles sus gustos, relaciones de amistad o pareja, ni cuelga por las esquinas fotos personales.

Dirán que el mundo ha cambiado y tienen razón, pero que controlen nuestros datos forma parte del cambio. Seguramente el principal problema es que para poder vivir en ese mundo nuevo tenemos que perder buena parte de la soberanía que aún conservábamos sobre nosotros en el mundo real.

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