Lepe se acostumbra al recital
El San Roque de Lepe demostró en la mañana de ayer que cuando se entona en ataque no hay equipo que pueda pararlo
El San Roque de Lepe demostró en la mañana de ayer que cuando se entona en ataque no hay equipo que pueda pararlo, pues son tantos los recursos y tanta la calidad que, al final, casi siempre termina desequilibrando la balanza a su favor. De esta forma, los aurinegros supieron darle la vuelta al marcador en una segunda parte portentosa, plena de llegadas por todos los flancos posibles. En cualquier caso, la victoria vino también de la mano de un portero, Isaac, que en el momento clave salvó el posible 1-2 para que posteriormente se produjera el 2-1.
Durante la primera mitad fue el Melilla quien se encontró a favor del fuerte viento que condicionó el devenir del juego, y en parte por ello y en buena medida por la dirección de Manolo Pérez en el centro del campo, fue el que dispuso de las primeras ocasiones. Al filo del cuarto de hora el San Roque pudo sacudirse la presión de los melillenses y pisaron el área contraria con peligro por primera vez, pero el tiro escorado de Vicente se encontró con la intervención de Dorronsoro. Aunque los leperos no encontraban con claridad el camino de las ocasiones de gol, a los 25 minutos Vicente conectaba con Joaquín, que encaró a Povedano y sin llegar a regatearle lanzó un derechazo cruzado que se marchó rozando el palo de Dorronsoro. Del posible 1-0 se pasó al 0-1. Minuto 27: En una acción de mala suerte para los locales que intentaron despejar el córner como pudieron, aunque el fuerte viento devolvió la pelota a la zona peligrosa, donde el cuero quedó rechazado por un jugador local para Yagüe, que no estaba en fuera de juego, quien mandó el centro para Chota que sólo tuvo que empujar para adelantar a los suyos.
No se desanimó el San Roque con esta circunstancia. De hecho, sólo 5 minutos después Vicente envió un balón en profundidad por alto para Juan Villar al que se le adelantó el meta visitante por poquísimo. Desde ese momento hasta el descanso el viento comenzó a soplar de manera ya vehemente, lo que ocasionó más de un problema a la zaga lepera, y con el San Roque solicitando casi tiempo muerto para aclarar las ideas, llegó el descanso, que vino muy bien para refrescar al equipo.
A la vuelta de vestuarios Ceballos y Tomás decidieron jugarse el todo por el todo retirando a Vicente y a Nando, y dando entrada a Chapi y Navarro, con cuya dirección comenzó la remontada aurinegra. Se corría un riesgo apostando toda la contención a un inmenso Chema y la jugada salió perfecta, porque desde el minuto 1 el San Roque se fue en busca de la portería rival y durante 10 minutos tuvo al Melilla absolutamente desbordado. Y cuando los leperos dicen ‘basta’, se apagan las luces y se acaba la fiesta: 1-1. Minuto 55. Añete captura un balón en la frontal, da media vuelta encara la portería y, de volea, rompió todas las telarañas de la escuadra del meta visitante: golazo estratosférico del talentoso delantero coriano, que venía a poner justicia en el marcador y abría un nuevo horizonte, con los 3 puntos al fondo, al cuadro sanrroquista. El San Roque seguía dando forma a su recital, y en el minuto 74, se produjo la acción decisiva del choque. 2-1. Juan Villar vio el desmarque de Añete al primer palo y le puso un balón en profundidad para que el coriano se marchara de Dorronsoro, que no tuvo otra que cometer penalti y suplicar clemencia al colegiado para que no lo expulsara; el colegiado concedió los 2 deseos: penalti a favor del San Roque y amarilla para el meta visitante, que nada pudo hacer ante la ejecución de Joaquín, que culminó la remontada y que sumó su octavo gol en liga.
Al final del partido, la afición aurinegra, más de 1.600 personas, ovacionó de nuevo a los suyos por una nueva muestra de entrega, coraje y calidad.
Durante la primera mitad fue el Melilla quien se encontró a favor del fuerte viento que condicionó el devenir del juego, y en parte por ello y en buena medida por la dirección de Manolo Pérez en el centro del campo, fue el que dispuso de las primeras ocasiones. Al filo del cuarto de hora el San Roque pudo sacudirse la presión de los melillenses y pisaron el área contraria con peligro por primera vez, pero el tiro escorado de Vicente se encontró con la intervención de Dorronsoro. Aunque los leperos no encontraban con claridad el camino de las ocasiones de gol, a los 25 minutos Vicente conectaba con Joaquín, que encaró a Povedano y sin llegar a regatearle lanzó un derechazo cruzado que se marchó rozando el palo de Dorronsoro. Del posible 1-0 se pasó al 0-1. Minuto 27: En una acción de mala suerte para los locales que intentaron despejar el córner como pudieron, aunque el fuerte viento devolvió la pelota a la zona peligrosa, donde el cuero quedó rechazado por un jugador local para Yagüe, que no estaba en fuera de juego, quien mandó el centro para Chota que sólo tuvo que empujar para adelantar a los suyos.
No se desanimó el San Roque con esta circunstancia. De hecho, sólo 5 minutos después Vicente envió un balón en profundidad por alto para Juan Villar al que se le adelantó el meta visitante por poquísimo. Desde ese momento hasta el descanso el viento comenzó a soplar de manera ya vehemente, lo que ocasionó más de un problema a la zaga lepera, y con el San Roque solicitando casi tiempo muerto para aclarar las ideas, llegó el descanso, que vino muy bien para refrescar al equipo.
A la vuelta de vestuarios Ceballos y Tomás decidieron jugarse el todo por el todo retirando a Vicente y a Nando, y dando entrada a Chapi y Navarro, con cuya dirección comenzó la remontada aurinegra. Se corría un riesgo apostando toda la contención a un inmenso Chema y la jugada salió perfecta, porque desde el minuto 1 el San Roque se fue en busca de la portería rival y durante 10 minutos tuvo al Melilla absolutamente desbordado. Y cuando los leperos dicen ‘basta’, se apagan las luces y se acaba la fiesta: 1-1. Minuto 55. Añete captura un balón en la frontal, da media vuelta encara la portería y, de volea, rompió todas las telarañas de la escuadra del meta visitante: golazo estratosférico del talentoso delantero coriano, que venía a poner justicia en el marcador y abría un nuevo horizonte, con los 3 puntos al fondo, al cuadro sanrroquista. El San Roque seguía dando forma a su recital, y en el minuto 74, se produjo la acción decisiva del choque. 2-1. Juan Villar vio el desmarque de Añete al primer palo y le puso un balón en profundidad para que el coriano se marchara de Dorronsoro, que no tuvo otra que cometer penalti y suplicar clemencia al colegiado para que no lo expulsara; el colegiado concedió los 2 deseos: penalti a favor del San Roque y amarilla para el meta visitante, que nada pudo hacer ante la ejecución de Joaquín, que culminó la remontada y que sumó su octavo gol en liga.
Al final del partido, la afición aurinegra, más de 1.600 personas, ovacionó de nuevo a los suyos por una nueva muestra de entrega, coraje y calidad.
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