Francisco Márquez, director del Centro Penitenciario de Botafuegos (Algeciras), lleva más de 42 años trabajando en prisiones y ha analizado el funcionamiento de este centro realizando un balance de lo que ha supuesto este año. "Tenemos 1.075 internos y es la cifra más baja desde que yo llegué aquí hace 16 año. Con la misma plantilla hemos llegado a tener 1.900 reclusos. Nuestros módulos están preparados para acoger hasta 144 internos y ninguno de ellos llega a 100, por lo que estamos bien", explica Márquez. Esta prisión recluye a presos de hasta 40 nacionalidades diferentes sumando alrededor de 500 extranjeros, según el director, y que muchos traslados llegan de Málaga y la Costa del Sol de delincuentes relacionados con el narcotráfico.
En su despacho recuerda su paso por numerosas prisiones de España y critica "el sensacionalismo" de algunos medios de comunicación cuando informan sobre lo que ocurre estas instalaciones. Respecto a las últimas denuncias de sindicatos sobre agresiones a funcionarios en este centro, Márquez considera que "nunca se ha producido un motín como se ha hablado de ello, si es que la gente sabe lo que es un motín de verdad. Hay momentos de tensión, como es lógico porque es una cárcel, pero nada más".
Sin embargo, se muestra preocupado por los incidentes registrados este año relacionados con la quema de dos vehículos de funcionarios de esta prisión. "Eso me preocupa porque es algo que nunca había pasado y la Policía ya lo está investigando aunque es difícil. Me imagino que son mensajes para intimidar a los trabajadores y a mí no me van a intimidar con la edad que tengo. Vamos a seguir haciendo nuestro trabajo con total libertad y estas cosas no pueden salir de balde, ojalá encuentren pruebas y detengan a los culpables", explica.
El director de este centro se muestra claro sobre la realidad que se vive dentro de una prisión. "Si alguien cree que en una cárcel nunca va a pasar nada, mejor que haga unas oposiciones en otra cosa o se dedique a otro sector. Todos hemos acabado alguna vez revolcándonos con algún preso y hemos sufrido lesiones. Pero si yo, como director y con 42 de años de experiencia, viera que a mis funcionarios les pegaran todos los días, dejaba la placa y me largaba", aclara Márquez refiriéndose que en la mayoría de estos casos son reclusos con enfermedades mentales causadas por el consumo de drogas.
Y es que es una realidad que muchas personas que padecen enfermedades mentales acaban ingresando en un centro penitenciario en lugar de una clínica psiquiátrica. Márquez considera que "cada vez tenemos más internos con problemas mentales que si le sumas el consumo de drogas se convierten en bombas de relojería. Tenemos programas enfocados para ellos pero deberían estar en centros psiquiátricos y no en la cárcel". El director critica la falta de medidas de control sobre estas situaciones de personas con trastornos mentales y denuncia la desaparición de centros psiquiátricos en España. "Debería haber una institución donde, con un control judicial, se internara a estas personas. A día de hoy, no hay nada y eso es una barbaridad", critica el director.
Respecto a los programas de reinserción con los que se trabajan en esta prisión, Márquez se muestra muy orgulloso del trabajo de sus funcionarios que cuentan con una tasa de reinserción del 70%, es decir, siete de cada diez reclusos que salen de la cárcel no vuelven a entrar. "Hemos avanzado mucho y tenemos un programa por cada delito especificado. Donde se interviene se consiguen mejores resultados que donde no se interviene. Yo creo en la reinserción y considero que vamos en una muy buena dirección", explica el director.
"Aquí no debemos perder la humanidad porque son seres humanos por muchos delitos que hayan cometido. Ellos tienen sus derechos y yo me alegro de no haber perdido la sensibilidad en la relación con las personas, aunque es verdad que este medio embrutece", confiesa.
Respecto al incremento de detenciones relacionadas con el narcotráfico en el Campo de Gibraltar, Márquez ha solicitado "sensibilidad" a la administración competente para que hayan más fiscales y más jueces en la comarca que agilicen procesos. Teme que todo el trabajo de Guardia Civil y Policía Nacional sea en vano por la finalización de plazos y tengan que dejar en libertad a muchos detenidos.
Para el director, cuya vida ha estado vinculada a las prisiones, "la cárcel ideal sería la que no existiera". Márquez explica que la prisión es "un mal necesario pero hemos evolucionado en este país de una manera increíble"