El bar-carnicería ‘El Colinero’, el bar ‘El Poblaó’, la mercería Juana Sánchez y Ana Marín Andrade (a título póstumo) recibirán la Insignia de Oro de Sancti Petri 2021 con motivo de la celebración del acto institucional del Día de Andalucía, que se llevará a cabo el próximo domingo 28 de febrero, a partir de las 11:30 horas, en el Teatro Moderno.
En este sentido, el alcalde de Chiclana, José María Román, destaca que, “un año más, el Ayuntamiento rinde homenaje a entidades y personas destacadas y conocidas de la localidad, que han llevado con orgullo el nombre de Chiclana por todos lados y han trabajado por y para la ciudad y sus gentes”. “En un momento tan complicado como el que estamos sufriendo desde el mes de marzo del año pasado y teniendo en cuenta que sectores económicos de Chiclana como el comercio y la hostelería han sufrido duras restricciones con motivo de la pandemia, hemos querido centrar estos reconocimientos en dichos sectores, que día a día llevan a cabo un esfuerzo máximo para salir adelante”, expresa José María Román.
“Así, dos entidades galardonadas serán ‘El Colinero’ y ‘El Poblaó’, dos bares de gran tradición en Chiclana y que se han convertido en referentes en zonas de Chiclana como Fuente Amarga y la carretera de Medina”, explica el alcalde, quien añade que “la mercería Juana Sánchez es el mejor ejemplo de un comercio tradicional de nuestra ciudad, mientras que Ana Marín se convirtió en un referente como diseñadora y cuna de lo que supuso en el comercio”.
Galardonados
Bar-carnicería ‘El Colinero’
Juan Ramírez Bermúdez y su esposa Juana Galindo Petisme, naturales de Conil de la Frontera, se vinieron a Chiclana a principios de los años 60 y montaron una pequeña ‘tasquita’ para los hombres que iban al campo. Pero dado el carácter emprendedor que tenía Juan Ramírez, éste convirtió la tasquita en el bar El Colinero’ en 1967, año en el que la carretera de Fuente Amarga era todavía de zahorra y estaba rodeada de viñas.
En al año 1974 sirvieron comidas a los trabajadores que construyeron los pisos de la barriada de Fuente Amarga, así como a los primeros instaladores de teléfonos y, en 1984, viendo que sus productos de embutidos y chicharrones se vendían, decidió abrir una carnicería y puso al frente a un joven de 22 años llamado Francisco Reyes Álvarez. Y en 1992, tras el fallecimiento de Juan Ramírez, su viuda, sus hijos (María Oliva, Ángeles, Blas y Juan Francisco) y su yerno José Soriano se ponen al frente del negocio del bar y la carnicería.
Además, hay que destacar que la familia Ramírez Galindo también ha gestionado las barras de los conciertos celebrados en la Segunda Pista de la playa de La Barrosa, así como en otros eventos y espectáculos, así como en la Feria del Vino y la Tapa o en la Fiesta del Chicharrón, entre otros.
Bar ‘El Poblaó’
José Moreno Martín y Josefa Aragón Domínguez fundaron en 1966 el conocido bar ‘El Poblaó’ en la carretera de Medina, tras la vuelta de José de Holanda, donde durante más de un año estuvo trabajando para reunir el dinero necesario para poner en marcha su proyecto. Desde entonces y hasta su jubilación, este matrimonio chiclanero se dedicó por completo a la hostelería, quedando en la actualidad el bar a cargo de sus hijos.
El bar ‘El Poblaó’ ha sido referente en Chiclana por sus celebraciones de campeonatos de billar y partidas de cartas. Además, como anécdota a resaltar, la primera televisión que llegó a la carretera de Medina se pudo contemplar en el bar. Y otro de los servicios a los que acudían los vecinos de entonces era la disposición de un teléfono para realizar sus llamadas.
Hay que destacar que ‘El Poblaó’ ha destacado siempre por su excelente cocina, en especial sus famosos caracoles, que han podido degustar, tanto los chiclaneros y chiclaneras como muchos de los visitantes que llegan desde otros lugares.
Actualmente, los hijos de José y Josefa son los que se encargan de que el negocio siga adelante. Además, en el año 2005 se lleva a cabo una importante una reforma en el bar para adaptarse a los nuevos tiempos. Por último, resaltar que el próximo 20 de marzo el bar cumple su 55 aniversario.
Juana Sánchez Pérez (Mercería Juana Sánchez)
El popularmente conocido como “el refino de Manme” abrió sus puertas por primera vez en el año 1961 en la misma ubicación en la que se encuentra hoy día, en la calle de la Plaza. La apertura del negocio más antiguo de Chiclana fue idea de María Dolores Pérez Casas. Madre de 13 hijos y consciente de las circunstancias de la época, insistía a su marido en buscar un porvenir para sus nueve hijas, con el objetivo de que no tuvieran que depender de nadie en ausencia de ellos.
De esta forma, en un pequeño local en la calle de la Plaza su hija María del Carmen ‘Manme’ comenzó esta pequeña historia de éxito. Así, en sus inicios Manme vendía en ese pequeño establecimiento artículos de mercería, juguetes, perfumes a granel y bisutería para la feria.
En el año 1973 Juana tomó el relevo en el negocio familiar. Desde entonces, y tras más de 47 años detrás del icónico mostrador de la calle de la Plaza, Juana ha ido repensando una y otra vez el negocio en función de las necesidades del cliente. El esfuerzo diario ha sido para ella clave para poder permanecer durante tantos años. Muestra de este esfuerzo, Juana decidió abrir otro refino, en la calle Corredera Baja, en el que poder vender otro tipo de artículos que el cliente demanda.
En la actualidad, Juana junto con sus sobrinas, quienes continúan el negocio familiar, esperan que el negocio perdure en el tiempo para poder mantener el empleo.
Ana Marín Andrade (1942-2008)
Ana Marín Andrade nació en Chiclana el 31 de agosto de 1942 en la casa de sus padres, José Marín Verdugo y Antonia Andrade Atalaya, siendo la mayor de cinco hermanos, Antonio, José, Augusto y Ernesto. Anita, como era conocida por todos, desde pequeña vivió y se educó rodeada por un ambiente de trabajo, de amor y de creatividad. Tanto su padre como su madre trabajaban en la empresa fabricante de muñecas, por lo que desde muy pequeña conoció y tuvo conciencia del valor del esfuerzo diario.
Todos las que la conocían la adoraban, no solo sus familiares, primos, primas, tíos y amigos, sino también las trabajadoras que tenía a su cargo. Era tal la afinidad y el respeto que sus niñas tenían hacia ella que en el año 1976, a pesar de que ya tenía la titulación por el Estado español de Maestra Muñequera, la nombraron ‘Maestra Muñequera Mayor’, título que llevaba a gala incluso con más valor para ella que el concedido por el Estado.
Creció empapándose de toda la creatividad de su padre, pintaba, dibujaba, bailaba si hiciera falta, pero sobre todo aprendió como nadie el oficio de hacer muñecas. Estudió en Las Carmelitas en la ciudad vecina de San Fernando, pero muy joven comenzó a trabajar en la fábrica de muñecas. En ese tiempo obtuvo todos los conocimientos que posteriormente pudo poner en práctica, creaba nuevos diseños, dibujaba los patrones de los vestidos, los cosía y vestía a la muñeca.
Con el tiempo tuvo su propio taller, al igual que su madre Antoñita Andrade, de la que aprendió la constancia y el esfuerzo que conlleva el llevar adelante una familia y al mismo tiempo trabajar. Anita no solo diseñó trajes para muñecas flamencas, realizó una colección de muñecas históricas que marcaron una época muy importante en la empresa, así como la multitud de diseños que hizo de muñecas de colección, de fantasía, de casas de muñecas, etcétera... Su gran talento significó en gran medida la continuidad de la empresa por muchos años.
El trabajo más ambicioso e importante que llevó a cabo fue la colección de muñecas y muñecos únicos que hizo representando minuciosa y rigurosamente los trajes de las distintas regiones de España, colección realizada en conmemoración del 50 aniversario de la fábrica y que solo se podía contemplar en el Museo de Muñecas que estaba ubicado en la fábrica.