“Nos hemos pasado quizás dando mensajes positivos. Hay que darlos porque es verdad que de la droga se sale, pero ni es fácil ni tampoco lo es controlar sus efectos”. Acaba de celebrarse el Día Mundial contra las drogas (el pasado 26 de junio) y Francisco Herrera del Pueyo alerta de una realidad que entidades como la que él preside, Proyecto Hombre Sevilla, detectan de unos años para acá: se ha “desdramatizado” el consumo abusivo de sustancias estupefacientes. Se ha “normalizado” de tal forma que no se es consciente de los efectos y los peligros para la salud. Preocupa, especialmente, el caso del consumo abusivo de cannabis entre los más jóvenes. “Es extraordinariamente grave por una cuestión meramente física. Los chicos de entre 14 y 17 años no tienen aún configurado su sistema nervioso”.
“El consumo abusivo de porros es una agresión” para su salud que se traduce en psicosis tóxicas y esquizofrenias, entre otras cosas. Efectos en su salud mental que dificulta aún más la terapia, señala María Ángeles Fernández, directora general de Proyecto Hombre Sevilla.
“No se puede desdramatizar ningún consumo, tampoco el de los porros. Hay un interés clarísimo por liberalizar el consumo de cannabis y hay que insistir en el efecto brutal que tiene en los jóvenes”, recalca Herrera del Pueyo.
Los efectos de la pandemia
El efecto que la pandemia ha tenido en el consumo de sustancias estupefacientes se “estudiará en los próximos años”, coinciden Herrera y Fernández. “No podemos decir que haya habido más consumo porque no tenemos los datos” pero sí confirman que los casos que han abordado desde que estalló la crisis se caracterizan por ser “cuadros más complejos, más profundos”. El enganche a las pantallas, unido a las drogas, ha multiplicado los efectos devastadores.
El perfil del drogodependiente ha cambiado: “Ya no es un yonqui ni un joven de barrio marginal. Ahora tenemos al que empezó consumiendo porque era normal en según qué ambientes y momentos y terminó enganchado”.
Proyecto Hombre Sevilla atendió en 2020 a 1.200 usuarios y a sus familias. “Un éxito” teniendo en cuenta que se suprimió de un plumazo la atención presencial. “Lo hemos suplido con imaginación, tecnología y compromiso” con las personas, sentencia la directora general.
De morir en plena calle a hacerlo en un hospital
“Antes se nos morían en la calle con una jeringuilla en el brazo y por sobredosis y ahora se mueren en un hospital tras estallarle una arteria”. El presidente de Proyecto Hombre en Sevilla asegura que hay más drogodependientes que en los ochenta -cuando la “pandemia” era la de la heroína- y se registran los mismos muertos que entonces.
Francisco Herrera del Pueyo recuerda el estudio realizado por el Instituto Anatómico Forense en el que, teniendo como base las autopsias realizadas, se dejaba por escrito que muchos de los fallecidos habían perdido la vida como consecuencia de un consumo abusivo de sustancias estupefacientes.
“No se puede desdramatizar ningún consumo”, insiste de manera machacona. Lo hace quien lleva más de 30 años al frente de una entidad cuyo lema es “Nos importan las personas”.