El imputado por la muerte de Soledad Donoso, joven cordobesa desaparecida en septiembre de 1992 y cuyo cadáver fue hallado en octubre de ese año por la Policía en el río Guadalquivir a su paso por la capital, ha negado este viernes ante la juez instructora del caso que participara en los hechos que se le imputan y sí ha reconocido que ambos mantuvieron una relación.
En declaraciones a los periodistas, la abogada de la acusación particular, ejercida por la familia de la joven y representada por Penélope Castejón, ha asegurado que esperaba que el imputado, R.C.G., negara "todos los hechos" o que participara en la muerte de Donoso, de modo que "no hay ninguna novedad", lamenta la letrada, quien asegura que ahora seguirá "con la investigación", todo ello tras abandonar el imputado por su propio pie los juzgados.
Asimismo, ha apuntado que R.C.G. "siempre ha reconocido una relación" con Donoso porque "se conocían y sería absurdo que no lo reconociera, cuando ya lo había reconocido anteriormente". Preguntada por la postura de la familia con el imputado, ha manifestado que "la familia siempre lo ha señalado" como el presunto autor de la muerte de la joven.
Cabe destacar que R.C.G. no fue interrogado en su día ni por la Policía Nacional ni por el juzgado. Mientras, la letrada, tras ser cuestionada por los cabellos encontrados en el cuerpo de la joven y que se están analizando, ha reiterado que hay que "seguir con la investigación".
Entretanto, la familia de la joven ha pedido la colaboración ciudadana para localizar al propietario de un coche rojo, marca Volkswagen Golf GTI del año 1991, con matrícula Córdoba terminada en las letras AB --que se puede consultar en la dirección web 'www.youtube.com/watch?v=bJCnnWe9vyE' y llamar al 652182069--, puesto que con dicho coche se "aclararía" el presunto crimen, teniendo en cuenta que en dicho vehículo supuestamente se montó la joven momentos antes de los hechos, según aseguran algunos testigos que han llevado a la Policía Nacional a interrogar a una veintena de propietarios de automóviles iguales, pero sin hallar por el momento vinculación con el suceso.
Al respecto, el criminólogo del caso, Félix Ríos, ha puntualizado que en la familia del ahora imputado por homicidio "hay costumbre de utilizar ese modelo de coche", aunque "sí se ha verificado que ninguno de los modelos de coches similares utilizados habitualmente por su familia correspondía exactamente al color".
En cualquier caso, señala que "no es extraño que haya conducido un coche de estas características, porque un familiar directo de él ha tenido dos modelos parecidos", pero "no se ha encontrado vincularlo con el coche exacto", de ahí que pidan la colaboración ciudadana, teniendo en cuenta que el objetivo es que "el propietario del vehículo, que no tiene nada que ver con el crimen, nos pueda conectar el uso o préstamo de su vehículo a la persona que pensamos que pudo cometer el crimen". De este modo, "sería el único eslabón de la cadena", dado que en caso contrario "se puede dictar auto de archivo del caso".
NUEVAS PRUEBAS
Asimismo, destaca que se pedirán nuevas pruebas forenses, a las ya realizadas tras la reapertura del caso en mayo del año pasado y que determinan que la joven murió de forma violenta. Entre ellas, se solicitará la colaboración del forense Francisco Exteberría, quien participó en el caso Bretón, para complementar informes ya realizados.
Mientras, el criminólogo advierte que la investigación ha contado con "circunstancias sospechosas y perjudiciales", como que "en el escenario de la muerte no se encontraron varios huesos de la víctima"; "el reloj de ella desapareció de la mesa de un funcionario del juzgado antes de ser analizado"; su DNI "apareció en una comisaría entregado por un ciudadano que se lo encontró en la calle once meses después y no le tomaron declaración".
Igualmente, apunta que "varios de los testigos que declaran al final de la instrucción en los años 90 dicen que sus primeras declaraciones podrían haber sido cambiadas, modificadas u omitidas", y en las que "señalaban al segundo de los sospechosos", el ahora imputado. Según él, "la Policía no las consideró importante" en su momento, aunque desconocen que exista relación entre el sospechoso y la Policía.
Además, explica que "se marca como hipótesis inicial que sería un crimen por violencia de género, entendiendo que en los años 90 nadie hablaba de violencia de género, donde el responsable es una persona ególatra, arrogante y con una posible vida de pareja y explosívamente violento".
Por su parte, la abogada de la familia comentó hace unos días que "se han realizado intervenciones telefónicas al sospechoso, entre otras personas", y se verifica que "desde su móvil y a horas de la madrugada ha entrado en páginas de Internet para consultar noticias sobre el caso y queriendo recabar información de los miembros del equipo" que lleva el caso.
ESPERANZA DE LA FAMILIA
Tras ello, la hermana de Soledad Donoso, María del Carmen, se muestra "esperanzada en que el asesino entre en la cárcel", puesto que "todos los indicios llevan al sospechoso" y comenta que se abrirá un número de cuenta y se realizarán actividades culturales para "quien quiera colaborar con el caso y no prescriba". Y es que, "el sospechoso ha vivido tranquilamente durante 20 años, pero a partir de ahora no", apostilla.
La juez instructora ha levantado el secreto de sumario a los diez meses de la reapertura de la causa, en la que una nueva prueba forense ha determinado que la joven murió de forma violenta. Y es que, desde que la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba admitió en mayo de 2012 la petición de la familia de reabrir la investigación, el juzgado ha ordenado la práctica de una decena de diligencias y la principal novedad de estas nuevas pruebas es un examen forense que determina que la causa de la muerte de Soledad se debió a "varios golpes con un objeto contundente que le propinaron en el mismo lugar en el que apareció el cuerpo".
UN GOLPE MORTAL EN LA CABEZA
En concreto, la joven supuestamente recibió un golpe en la cabeza que fue mortal de necesidad, según recoge la conclusión de dos informes antropológicos judiciales, tras seguir las indicaciones sugeridas por la forense de la Asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen, la doctora Fayne Domínguez. Las nuevas técnicas criminalísticas han podido aclarar, además, que Soledad supuestamente fue asesinada por un único individuo que la trasladó viva hasta El Arenal.
Cabe recordar que la jueza ordenó el verano pasado la exhumación del cadáver para someterlo a nuevas necropsias. En la autopsia efectuada en 1992, el forense señalaba que a consecuencia de la falta de algunas vísceras y el mal estado que presentaban las encontradas "no es posible determinar la causa de la muerte, violenta o natural". El médico que practicó ese examen no observó "ningún tipo de lesión traumática", si bien el cuerpo estaba incompleto por la intervención de alimañas y por las inclemencias del tiempo.
Soledad Donoso, de 18 años de edad en el momento de los hechos, salió de su casa --en la plaza de San Pedro-- para ir a trabajar a una pizzería de la avenida de Barcelona en la tarde del 28 de septiembre de 1992, pero nunca llegó a su destino. La familia se movilizó y la Policía Nacional encontró su cuerpo 14 días después en la Huerta del Arenal, cerca del río Guadalquivir, en proceso de descomposición, después de que un paseante diera aviso al 091.
Durante la investigación, al menos dos testigos señalaron la posible implicación de un joven del entorno de la chica, pero la brigada de Homicidios de la Policía Nacional centró sus sospechas en otro amigo, que fue detenido y puesto en libertad a los pocos días ante la falta de pruebas.