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Policías dicen que tenían \"sospechas\" de que la acusada por el crimen con sicarios \"engañaba\"

Cuentan testimonios en los que decía que \"estaba viviendo un infierno\" por la relación con la víctima y destacan que el móvil es \"económico\"

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El jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Córdoba ha manifestado este martes en el juicio por el crimen en una casa de la zona de Huerta de la Reina, en la capital cordobesa, en diciembre del año 2010, que tenían "sospechas" de que la acusada, quien supuestamente contrató a los sicarios para matar a su compañero de piso por su pensión, "engañaba" en sus declaraciones, porque "no resultaba clara", si bien eran "indicios no suficientes" para detenerla.

   En su comparecencia en la vista con jurado que se celebra hasta el viernes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el agente policial ha relatado que en el inicio de la investigación les resultaron "raros" los horarios que daba la mujer sobre cuándo salió de casa, porque "no se corresponden" con lo que hacía habitualmente, al tiempo que destaca que "el móvil" del suceso es "económico", porque la víctima, que solía llevar el dinero en sus bolsillos, en esta ocasión los tenía "sacados fuera del pantalón", y coincide que en esos días cobraba su pensión, según el testimonio el policía.

   Además, ha apuntado que después de dos años, tras relatar los hechos a la Guardia Civil la pareja de la acusada, ésta "cambia" su declaración inicial, en la que, según el agente, decía que la relación con su compañero de piso era "normal", si bien transcurrido el tiempo dijo que "estaba viviendo un infierno" con él y "que era violento", motivo por el que se puso en contacto con el sicario acusado, para que le diera "un pequeño escarmiento".

   Sobre los testimonios del varón acusado de ser cómplice del asesinato, pareja de la procesada y quien supuestamente puso en contacto a ella con el sicario, el policía ha señalado que desveló el suceso tras "las amenazas" de su mujer y el sicario para que "no se supiera nada", al tiempo que recuerda que les contó que la mujer en los días que llovía se acordaba de los hechos y "veía a la víctima en su cabeza".

   Por otra parte, otros agentes de la Policía Local han descrito cómo se encontraron el piso de la víctima, con "mucha sangre" y "como si hubieran arrastrado el cuerpo"; además de que "la puerta no estaba forzada", y en la misma había dos bolsas con macetas y desde cuya posición no se veía el cadáver. También había unos guantes de látex en una mesa, según las declaraciones de los agentes. El juicio continuará este miércoles con nuevas pruebas.

   En concreto, el hombre acusado de asesinar a otro, junto con una persona más que no ha sido identificada hasta el momento, ha declarado este lunes ante el Tribunal del Jurado que "no sabía nada de esta historia" hasta dos años después de los hechos, cuando fue detenido, al tiempo que ha defendido que es "incapaz" de matar a alguien.

   Por su parte, el otro acusado y la mujer se han acogido a su derecho a no declarar, mientras que el fiscal ha citado cada una de las preguntas que les iba a hacer, y entre las que cuestionaba a la acusada por el cambio de "hasta cuatro veces en sus manifestaciones". Los abogados de ambos han defendido su inocencia.

PENAS DE 20 AÑOS DE PRISIÓN

   La Fiscalía pide penas de 20 años de prisión por el delito de asesinato, tanto para la mujer como para el sicario, además de cuatro años de cárcel por robo para cada uno de ellos y tres más por amenazas para el hombre. Igualmente, solicita diez años de prisión para la pareja de la acusada por cómplice de asesinato.

   Según recoge la calificación fiscal, en febrero de 2010, la procesada, de nacionalidad paraguaya, y su pareja iniciaron una relación sentimental y de convivencia en un piso de la capital, en el que conocieron a la víctima, con el que el varón llegó a tener "una buena relación", hasta el punto de "con el fin de abaratar costes, decidieron vivir en un piso los tres y un hijo menor de edad de la mujer".

   En el mes de agosto de 2010, la pareja de la acusada ingresó en prisión para cumplir una pena impuesta por unos hechos que nada tienen que ver con este procedimiento, pero "de común acuerdo" los tres decidieron continuar con la idea de compartir vivienda. En septiembre, la mujer, su hijo y la víctima se trasladaron a un piso en la calle Abderramán III. Sin embargo, la convivencia "se fue deteriorando" debido a que él "era consumidor habitual de alcohol".

   Al respecto, la mujer sabía que su compañero de piso recibía todos los meses "una importante cantidad de dinero" de una pensión y que en diciembre iba a cobrar alrededor de 5.000 euros, dado que a la cantidad habitual le sumaría la paga extra. Así, en parte a que la relación "se había deteriorado" y que quería "conseguir el dinero" de la víctima, la mujer le pidió en noviembre a su pareja, en una visita que le hizo a la cárcel, que "le indicara una persona que pudiera darle un escarmiento" al compañero de piso. Según precisa el fiscal, la mujer buscaba "una persona que agrediera y quitara la vida" al hombre, que "le sustrajera el dinero, con el que le pagaría en parte el encargo efectuado" y el resto se lo quedaría ella.

   De este modo, su pareja le puso en contacto con el otro acusado, amigo suyo que vivía en La Carlota, y a finales de noviembre se citaron en un bar de la capital cordobesa, donde la mujer supuestamente le encargó a este y a otra persona, de nacionalidad colombiana y que no ha sido identificada, que le quitaran la vida a su compañero de piso, al tiempo que les dijo que les pagaría con el dinero de la pensión. Además, como sabía que cobraría el 30 de noviembre y que ese mismo día sacaría el dinero, la mujer acordó con los sicarios que llevarían a cabo el plan el 1 de diciembre.

   El día 1 de diciembre, entre las 8,15 y 8,30 horas, la mujer llevó a su hijo al colegio y poco después, según habían concertado, los dos sicarios, con las llaves que ella les había facilitado, accedieron al piso "portando cuchillos, navajas u otros instrumentos cortantes y al menos un martillo", detalla el fiscal.

   Al entrar en el dormitorio, la víctima se despertó y "de inmediato" recibió un puñetazo en la cara. Aunque intentó huir, los presuntos agresores le propinaron a continuación seis puñaladas en el pecho y en el abdomen, cinco más en la espalda, al tiempo que le golpearon dos veces "de forma contundente en la cabeza con el martillo".

   Tras ello, los sicarios limpiaron el piso para evitar que quedaran huellas y buscaron el dinero, sin que lo encontraran, motivo por el que después llamaron a la procesada, quien regresó entonces al piso, vio el cadáver, cogió 1.200 euros y se dirigió hasta donde estaba uno de los presuntos asesinos para entregarle el dinero.

   Posteriormente, la mujer fue a una floristería para comprar macetas y volvió al piso. "Con el fin de simular que estaba sorprendida con la situación", dejó las macetas tiradas en el descansillo y en la entrada de la vivienda y comenzó a gritar para avisar a los vecinos de que había encontrado el cadáver tirado en el suelo, momento en el que uno de los vecinos llamó a la Policía.

LA RESOLUCIÓN DEL CASO

   Dos años después, en octubre de 2012, el sicario con el que contactó la mujer y amigo de su pareja acudió al domicilio de estos en Fernán Núñez y le reclamó a la ahora acusada que no le había pagado todo el dinero que habían convenido por matar a su compañero de piso, por lo que "había tenido que vender un coche para pagar a la persona de nacionalidad colombiana" y supuestamente los amenazó con matarlos "si contaban algo".

   No obstante, la pareja de la mujer decidió acudir a la Guardia Civil el 11 de noviembre de 2012 y contó lo que había sucedido, según se lo había relatado ella, indica el fiscal, quien precisa que cuando ocurrieron los hechos el hombre asesinado estaba separado y tenía tres hijos mayores de edad que no convivían con él.

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