El cadista José Mari no pudo finalizar el encuentro del pasado sábado en La Romareda. Tras una bestial patada de Papu aguantó media hora, pero se tuvo que retirar y dejar su sitio a Abdullah.
Las pruebas confirman la preocupación del jugador, que ya había estado lesionado por otro golpe recibido en la jornada uno.
Según el diagnóstico del doctor Fernández Cubero, el roteño sufre "un esguince grado 1 del LCA y un esguince/distensión de la cápsula posterior y de sus tendones". Aunque el futbolista queda pendiente de evolución sí adelanta que "de entrada no jugará lo que le queda de año 2017, a valorar según evolución".
Pierde así el Cádiz a su faro en el centro del campo, al jugador que con su regreso cambió la cara de un equipo que sin él baja muchísimo.
Papu sí podrá jugar esta semana. Y también lo hará la siguiente. Nadie impedirá que esté en el campo pese a haber lesionado a un compañero de profesión con una entrada muy peligrosa.