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Desde el campanario

El Golfo de España

Se lucran al amparo de una Administración que en ciertos aspectos sigue operando de igual forma que sus reprobados predecesores

Publicado: 02/06/2024 ·
20:19
· Actualizado: 02/06/2024 · 20:20
Autor

Francisco Fernández Frías

Miembro fundador de la AA.CC. Componente de la Tertulia Cultural La clave. Autor del libro La primavera ansiada y de numerosos relatos y artículos difundidos en distintos medios

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Artículos de opinión con intención de no molestar. Perdón si no lo consigo

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El Golfo de España nació de chamba en el seno de una familia burguesa, rica y reputada. Cursó sus estudios sin exigencias paternales ni duermevelas opositoras como lo hicieron otros compañeros de escuela, que se sudaron la titulación decorando su anatomía con dos callos en los codos visibles en días de niebla a un par de hectómetros y que certifican sine dubium la cosecha cultural acopiada en el intelecto, gracias al pétreo esfuerzo realizado en sus mocedades para optar a un empleo digno, sin favores ni influencias. A pulso.

         El Curro de España, por el contrario, vio la luz sin querer en un hospital público al calor de una humilde estirpe obrera. La necesidad pecuniaria de la familia truncó cualquier opción académica y desde muy pequeño descubrió que el asperón y el jabón Lagarto son los dos mejores quita grasas que existen. Estrenó mono de trabajo con quince años y su primer carné de paro con dieciocho.

        El Golfo de España tenía los tegumentos cerebrales en rebeldía con la ilustración universitaria, pero disponía de un piquito de oro que ni Castelar. Esa capacidad dialéctica era su única aliada para compensar la falta de caletre y a fe que supo rentabilizarla abriéndose camino en sectores sociales, que a la postre volcarían verdaderos vagones de billetes en su cuenta corriente, por el solo hecho de estar en el sitio oportuno en el momento oportuno.  

De mancharse las manos nada y de doblar las bisagras ni hablamos. Amistades apropiadas para sus proyectos era lo único que necesitaba este Golfo de España, y así las fue cultivando pacientemente. Un poco de determinación y un colmo de indecencia, completarían su maletín de trabajo. Sabía que todas las Administraciones necesitan de muchos Golfos de España como él. Gente diestra en argucia. Bellaca y vividora, que lo más parecido que ha visto en su vida a una espiocha, es una buena fuente de langostinos de Jamaica. Peritos en saber repartir con quien hay que repartir, los beneficios de adjudicaciones oficiales, casi siempre inspeccionadas por los mismos que disponen de ellas y a por ellos fue. Un saludito por aquí, un cafelito por allá, un detallito en Navidad y a esperar.

Así es. Un pequeño contrato de proveedor municipal abrió el postigo del éxito a este Golfo de España y le allanó el camino hacia el cofre del dinero fácil. Una vez prendida la mecha ya solo quedaba suscribirse a los distintos boletines oficiales para estar al loro de las consignaciones, y untar manteca por bajinis a quien correspondiera, para que lo tuviera al corriente de cualquier servicio, obra o suministro probable en la dependencia de turno. Luego, ya habría tiempo de ajustar cuentas y repartir guita en función de los ceros a la cola que llevara la certificación adjudicada.

Ahora el Golfo de España es un señor de postín y los becarios de su generosidad le han otorgado el título de don, porque ese tratamiento refina el pelaje de quien lo recibe, y al mismo tiempo recubre de decencia la inmundicia que se oculta tras la verdadera condición de su ostentador. Juega golf, ocupa palcos VIP, viaja en Business, conduce un Mercedes Maybach S 2021, dormita en hoteles suntuosos, achica whisky Dalmore Oculus 1951 en una hamaca al borde de la cristalina piscina de su mansión veraniega y engomina con oro la fachada de su vanidad y vileza. Todo ello fruto de una condición íntima tan farisaica como adúltera.

 Cuando algunos ingenuos todavía echamos la vista atrás para rememorar las fortunas amasadas durante el régimen franquista, creyendo que aquella rapiña era práctica exclusiva de los carcas reaccionarios, mirusté por donde, los don Golfos de España de nuestros días, se lucran al amparo de una Administración que en ciertos aspectos sigue operando de igual forma que sus reprobados predecesores, patentizando que la metástasis de aquel cáncer pútrido no está del todo erradicada.

Mientras tanto los Curros de España están jodidos. Ellos no tienen el piquito ni la obscenidad de sus antagonistas los don Golfos. Les cuestas hilar seis palabras seguidas y carecen de determinación. Son licenciados en sometimiento y catedráticos en enjuague de sudores; justo lo que necesitan los don Golfos de España para seguir cebando su patrimonio y pringar de posibles, la insaciable avidez de quienes les hacen el juego. Burócratas corruptos carne de galeras, que abonan el terreno con billetes de a 500 euros  a esos ladrones sin escrúpulos.  

El día que gente honesta con dos dedos de vergüenza y una espuerta llena de cojones, ponga freno a esta jet de astados desalmados, irrumpiendo en los antros de corrupción que frecuentan, y acabe con la fétida epidemia que los congrega, los Curros de España, casta digna y decorosa, podrán disfrutar de la seguridad de su ocupación sin temor a que la podredumbre de esos Golfos de España, comprometa el producto de sus sudores.

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