El gozo del sufrimiento

Publicado: 13/04/2024
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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Apaleados, atados o con bolas de fuego en los cuernos, los pobres cornúpetas se convierten, para su desgracia, en protagonistas de bastantes ¿Fiestas?
Estrabón fue un geógrafo griego que definió a la península ibérica como una piel de toro extendida. A lo largo de las carreteras de nuestro país, se pueden observar grandes estructuras de color negro con la silueta de este bravo animal que se integran, a pesar de su tamaño, en el paisaje para mimetizarse con él. La relación de España con los toros, por lo tanto, ya viene de lejos y se mantiene por diversos motivos, aunque no todos buenos.

En nuestra piel de toro podemos disfrutar de algunas de las mejores fiestas del mundo. La Feria de abril en Sevilla, las Fallas de Valencia, las Hogueras de San Juan en Alicante, la Romería del Rocío y los Carnavales de Cádiz, Tenerife o Badajoz, entre otros eventos, están señalados en rojo en las agendas de miles de personas.

Hay festejos que se celebran de otra manera, ya que, como reza el dicho, para gustos los colores. La Tomatina de Buñol (Valencia), los Moros y Cristianos de Alcoy (Alicante), los famosos y bonitos Patios de Córdoba, las no menos hermosas Cruces de mayo en Granada, el descenso del Sella en Asturias o la Batalla del vino en Haro (La Rioja) son claros ejemplos.

Como se puede observar, existe una gran variedad de festejos en los que divertirse para olvidar penas y cargar baterías para las épocas más grises. Lo malo es cuando esa diversión acarrea maltrato y sufrimiento innecesario de animales, algo que suele suceder con más frecuencia de lo que mucha gente desearía.

Al margen de ese lamentable y atroz espectáculo (siendo benévolo en su definición) que supone ver como a un toro lo torturan y matan sin piedad para regocijo de un montón de gente que aplaude la masacre, se siguen viendo demasiadas imágenes que demuestran la maldad que encierra la mente humana. Apaleados, atados o con bolas de fuego en los cuernos, los pobres cornúpetas se convierten, para su desgracia, en protagonistas de bastantes ¿Fiestas?

Leonardo da Vinci afirmaba que “El hombre es, verdaderamente, el rey de los animales, porque su crueldad excede a la de todos los demás”.

Para hacer bueno este dicho, bastan un par de ejemplos. Por suerte, ambas aberraciones ya están prohibidas.

Por mucho que me quieran explicar, no entenderé jamás que tipo de aliciente puede haber en contemplar como se lancea a un animal (un toro, para variar) hasta matarlo. Esto ocurría, no hace mucho, en la ciudad de Tordesillas (Valladolid).

También tenía lugar, esta vez en Lequeitio (Vizcaya), el día de los gansos. Una celebración donde la “gracia” consistía en agarrar a las pobres aves por el cuello con la intención de decapitarlas.

Tirar a una cabra del campanario era el evento estrella de unos festejos en muchas partes. Caballos, burros, cerdos, vaquillas y un largo etcétera de animales han sufrido y todavía siguen sufriendo, la crueldad de esa raza humana que se supone racional, aunque cada vez lo demuestre menos.

BASTA YA, COÑO. YA ESTÁ BIEN

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