El cuento de no acabar se da cita en el Gran Teatro Falla. Una historia que escribe un nuevo capítulo. El narrador se las tiene y se las desea para certificar una parodia que vuelve a hacer las delicias del público ante tanta realeza suelta.
El cuarteto reivindica su sitio, su lugar. Con más vida y con buen hacer, el pase de Puliestan y Aguilera hace un pase más que destacado una vez más.
Como todas las historias de cuento tiene un final feliz. Las historietas se van reinventando una y otra vez con una actuación que despunta en una modalidad que se exige.