Todos tenemos derecho a expresarnos y a defender lo que consideramos como nuestro. Pero no debemos confundir ni el objetivo ni la proporcionalidad. A España no se la defiende colgando banderas en los balcones, ni creando campañas en redes sociales, sobre todo cuando se fundamentan en falsedades.
A España se la defiende luchando con todas tus fuerzas contra la corrupción, no dando martillazos a discos duros o poniendo trabas a jueces y fiscales. A España no se la defiende con juras de bandera ni pulseras; se la defiende no robando, persiguiendo a los que roban hasta que han devuelto el último de los céntimos saqueados.
A España no se la defiende vitoreando a las fuerzas de seguridad del Estado al salir de sus cuarteles, como si en lugar de dirigirse a otra ciudad de nuestro territorio, se encaminaran a la guerra o a territorio hostil. No veo esos mismos vítores cuando han salido a registrar sedes de partidos, ayuntamientos y despachos. Tampoco los veo cuando cualquier tarde de verano los bomberos salen de sus parques a jugarse la vida, pero a jugársela de verdad. A España se la defiende animando y vitoreando a los que van a salvar vidas al mar, a profesores, médicos y todos que luchan contra los recortes y la privatización con profesionalidad y afán de servicio.
Como con tantas cosas en esta vida, el tamaño no importa. No eres más patriota por poner la bandera más grande, ni por alentar el odio entre territorios. Lo eres cuando no permites que haya imputados en tu partido, cuando no haces reformas fiscales para favorecer al granuja que más tiene. No eres más patriota por llenar más barcos con policías, sino cuando tiendes la mano y aportas soluciones en lugar de placas, cuando dejas de enrocarte en el no, o en el silencio cómplice, y ofreces ideas, caminos, puentes. Más o menos acertados, pero puentes.
A España se la defiende manteniendo los derechos civiles de todos y cada uno de los españoles, respetando la diversidad dentro de la legalidad. A España no se la defiende poniendo la mayúscula en Estado. Se la defiende poniéndola en Democracia.
Si queréis, vamos a por los chorizos, a por ellos, oeoeoe