Imagina que llega un día en que un grupo de andaluces decide unirse para defender la idea de que necesitamos más, de que merecemos más, de que no podemos seguir siendo el vagón de cola, por más largo que sea el tren. Piensa por un momento que ese grupo de gente es tachada de terroristas por creer en la paz y en el diálogo, mientras que el resto tapa con la vergüenza del secreto a asesinos por la espalda.
Fantasea con la idea de que se te margina en el trabajo por tu acento, que te obligan a cambiarlo porque no queda bien, no se te entiende, suena a barriobajero, a pueblerino. Que solo puedes usarlo para ser un mono de feria, el tipo gracioso que alegra las fiestas. Que te echan en cara que te comes los impuestos del resto del Estado mientras te dedicas a la sopa boba, que te acusan de vivir de las subvenciones, mientras ellos se las apropian para sus empresas de automóviles y fármacos.
Sigue soñando que vives durante cuarenta años bajo un régimen que se extiende como el peor de los virus, que alarga sus tentáculos hasta el último escalón de la administración, un régimen que se ha comido un río de euros provenientes de Europa para que, en lugar de poder atar a los perros con longanizas, corramos detrás de ellos para poder arrebatarles el collar, un régimen que destroza tus escuelas y canibaliza tu sistema sanitario, incapaz de generar un puesto de trabajo que no tenga que ver con una bandeja o una fregona.
Imagina que expolian durante años la riqueza de tu tierra para llevarlas a otros lugares, que los impuestos de tus compras llenan las arcas de los que más tienen y más se quejan, que te roban tus señas de identidad para que las abanderen otros, que al Padre de tu patria le fusilaron tres años antes de que se dictara su sentencia, y que los huesos de su asesino siguen descansando en una iglesia.
Cierra los ojos con fuerza y podrás ver esa bandera prohibida a la entrada de un campo de futbol, unos niños educados en la mentira de una historia inventada de reconquista, de feria y palio. Ahora, ábrelos, porque no es un sueño de lazos amarillos. Es una pesadilla en blanco y verde.