Se nota que el amor está en aire, el amor al votante, a la urna, al ciudadano anónimo y olvidado durante años; ha llegado el momento de que los estómagos agradecidos paguen los favores prestados, que el siervo pague por sus prebendas.
Durante décadas os habéis dedicado a mantener a Andalucía en el furgón de cola de las comunidades europeas, con vuestra inoperancia y dejadez. Como medalla, se os puede conceder el honor de haber sido capaces de cargaros la perla de la Comunidad, algo de lo que todos nos podíamos sentir orgullosos y que ahora es una auténtica vergüenza: la Sanidad pública.
Hospitales y consultas saturadas, camas vacías, falta de médicos, listas de espera demenciales. No somos números. No son cifras. Son personas con dolores insoportables esperando una operación que les alivie. Son mujeres a la espera de una biopsia que les diga si lo que albergan en su pecho es algo benigno o algo tan maligno como el gobierno que las mantiene en la incertidumbre día tras día.
Porque mientras dilapidabais nuestro dinero en putas y alcohol, mientras dedicabais vuestro tiempo y energía en tejer una red de enchufismo para vuestro propio beneficio, la gente de a pie, aquellos a los que se supone que deberíais cuidar, malmuere en pasillos y se hacina en urgencias atestadas. Habéis conseguido que los profesionales de la Sanidad no puedan dar más de si, cubriendo bajas, vacaciones, jubilaciones, vacantes para las que no había médicos.
Pero cuando huele a elecciones se obra el milagro. Y donde no había más que vacío, crecen los fonendoscopios, y de golpe y porrazo se prometen nuevas plazas. Insuficientes. Bajo mínimos. El chocolate del loro. Una nueva engañifa de los profesionales de la burla.
No sois los únicos responsables de semejante desaguisado. Los que os apoyan, los que vienen a dar lecciones de pesca, escondidos tras el color naranja, deberían sonrojarse, tan responsables como vosotros. Igual de culpables. Aunque el sonrojo implica tener principios y pudor.
Ha llegado el momento de quitarnos esos lazos amarillos que nos vendan los ojos, toda la propaganda bajo la que se intenta esconder la miseria de 40 años de falso socialismo. El amor está en el aire, pero debe empezar por el amor a nosotros mismos. Ha llegado el momento de poneros a vosotros en lista de espera. Por lo menos 4 años.