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El Puerto

El 8 de marzo son muchas cosas

"El 8M es una sensación compartida por muchas, por todas. Pero expresada, incluso entendida, de diferentes formas"

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  • Alexandra Ruiz Llamas. -

Reivindicaciones, pancartas y color morado. El 8M es una sensación compartida por muchas, por todas. Pero expresada, incluso entendida, de diferentes formas. Y esa sensación se traduce en algo concreto, en una realidad que ya no escapa ni a nadie ni a nada. Y es que el feminismo, a pesar de los ataques y las diferencias que en su seno se puedan albergar, está ahora más que nunca en el centro del debate público.

En la peluquería, en los bares, en las puertas de los colegios, en los estadios de fútbol, en los grupos de WhatsApp, en las teles que suenan de fondo en esas casas donde siguen siendo mayoritariamente las mujeres quienes apuran las mañanas organizando las tareas del hogar y los cuidados.

Porque el 8 de marzo son muchas cosas. Y esta fue, compañeras, la principal victoria de aquel 8M de 2018. Poner el feminismo, como decía, en el centro del debate público.


Tres años después, con una pandemia brutal que nos ha golpeado doblemente a las mujeres, muchas salíamos a las calles de El Puerto con reivindicaciones, pancartas y color morado. Otras nos quedábamos en casa, cuidando. Otras acudíamos a nuestros puestos de trabajo, muchas en precario. Y otras, sintiéndonos ajenas al movimiento hacíamos otros planes hablando, sin embargo, de lo que supone en el calendario el 8 de marzo.

Una fecha, sin duda no más, para escenificar y visibilizar una lucha que cada año dura 365 días y que se da en multitud de batallas que libramos a diario las mujeres. Batallas por revertir la brecha salarial o la desigualdad, porque queremos un trabajo digno para todas. Batallas por erradicar la intolerancia y el discurso del odio, porque nos va la vida en ello. Batallas por conseguir espacios más amables en las organizaciones políticas, porque queremos militar de forma activa. Batallas porque la maternidad, libre y segura, esté también en la agenda feminista.

Batallas, en definitiva, por transformar nuestra sociedad. Por eso estamos presentes en la defensa de la educación pública y la sanidad pública; por eso estamos presentes en la defensa de los derechos humanos. Por eso gritamos también no a las guerras que destruyen en tantas partes del mundo la vida de hombres, mujeres, niños y niñas.

Y todas esas cosas son 8 de marzo. Por eso defendemos que el feminismo sigue siendo imprescindible para conseguir una sociedad mejor y nadie nos robará ni la alegría ni la certeza de que juntas lo hacemos posible.

 

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