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El Puerto

Hay cosas que no cambian nunca

No hay verano sin levante ni obras que no estén presentes a lo largo de éste en El Puerto por más años que pasen. Eso ha sido así y parece estar en el ADN

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  • Calle Aurora -

No hay verano sin levante ni obras que no estén presentes a lo largo de éste en El Puerto por más años que pasen. Eso ha sido así y parece estar en el ADN de la población.

Por más previsiones que se hagan, por más recursos gastados en planificar y por más cambios que surjan en el Ayuntamiento portuense, no hay ni parece tener solución en concebir un verano tranquilo sin obras. Misión imposible.

Cuando la ciudad se dispone a recibir a cientos de visitantes, por lo que el discurrir por las calles y arterias principales de El Puerto se satura, hay que sumar la inestable y engorrosa acumulación de reparaciones, obras, mantenimiento y demás cambios sobre la calzada que presentan a lo largo y ancho de la época estival. Es un sino con el que hay que contar siempre.

A las obras que ya están presente y que se alargan en el tiempo como la de Santa Clara y que aunque se anunciara que estaría terminada en abril, a mediados de junio y siendo ésta una de las vías más utilizadas para unir la zona norte con la sur, lo cierto es que aún siguen. Y sin visos de que acaben más pronto que tarde.

Cuando finalicen, algún día lo hará, habrá que esperar cuando se derribarán los pisos de la barriada de José Antonio, que quedará como un oasis de la incomprensión administrativa en una demolición que también va para largo.

Todo ello después de unas demandas vecinales, que después de una década para dignificar la zona, ve todavía como unas obras menores (dos rotondas) se alargan y demoran con un verano llamando a las puertas.

De igual manera, si Santa Clara es la imagen del abandono continuado durante años, el parking de Pozos Dulces es la constatación de que en El Puerto es hartamente usual comenzar unas obras y paralizarlas o convertirlas en eternas por una u otra razón.

Su paralización durante meses y después de sortear nuevas diferencias con el Ayuntamiento en temas de licencias y fechas de prórroga para su finalización, se antoja complicado que este aparcamiento subterráneo cumpla su fecha final de terminación.

Todo indica que estará durante este y el siguiente verano. Al tiempo, y todo si no hay algún que otro inconveniente que surja en el camino. Que todo es posible.

Ni que decir tiene que ahora, siete meses después desde que se iniciaran con el desbroce de la explanada es en pleno junio, cuando se deja notar los primeros cambios en cuanto al plan de tráfico de refiere y por ende los efectos que éste tiene en una de las entradas a la ciudad y que tampoco se va a librar de que en estos meses de verano esté más presente que nunca en lo que a la circulación se antoja.

La penúltima obra que se instala en plena ciudad es la que se viene realizando en la calle Aurora y que ha obligado a cambiar de sentido la Avenida de la Bajamar para que el tráfico sea o se intente sea más fluido.

Obras, obras y más obras, que aun siendo necesarias, no dejan de estar presente, como desde siempre, durante el verano, lo que hace que en vez de facilitar el normal discurrir del tráfico ante el aumento significativo de la población, incomoda, desespera y engorra de una situación que desborda y se repite por más cambios que haya.

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