El continuo movimiento de los jets de los jerarcas mundiales empeorará el cambio climático. Es una consecuencia indeseada de un conflicto que hay que evitar por todos los medios posibles. La paz en Europa está en serio peligro, como nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial. La movida rusa en las fronteras ucranias desde Bielorrusia, el Mar Negro y la zona ocupada de la propia Ucrania por la Federación Rusa está llevando a Moscú, Kiev, Washington, Berlín, París y hasta a Pekín a todo aquel que es alguien en la política mundial. Las idas y venidas de los mandatarios para evitar una guerra que anuncian los Estados Unidos y niegan los rusos mientras los ucranios (que llevan ya ocho años de amenazas y pérdidas territoriales en Crimea y las provincias rusófonas orientales) se preparan, comportan vuelos rápidos de pocos pasajeros por medio mundo. El anticuado término de la jet-set se ha convertido en jet-set política para lograr el apaciguamiento. El movimiento en maniobras militares de los 130.000 componentes de las tropas y los buques rusos en las fronteras terrestres y marítimas y el correspondiente contingente militar de los de enfrente es francamente descorazonador.
También es bochornosa e injustificada la carrera de los vuelos al espacio de los millonarios norteamericanos. Para estar unos minutos en el espacio la cantidad de recursos y carburante que emplean es un derroche astronómico. Paseos espaciales para gusto de plutócratas aburridos y con deseos de récords al alcance de unos pocos escogidos. Luego lloran ante las cámaras por el cambio climático que ya está aquí ante nosotros. La estratosfera también para ellos.
Los alineamientos de este conflicto son reveladores de “la seducción del autoritarismo”, un término con el que acierta tan plenamente Applebaum. Las cumbres entre mandatarios autoritarios asusta. Es absolutamente escandaloso el cinismo autocrático y el desprecio por los derechos humanos y las libertades públicas de los que se reúnen en torno a Putin y Xi Jinping. Dos dictadores -hay muchos más- pero éstos son los poderosos que están armando la red mundial de desprecio a los valores de la democracia. Lo último ha sido mandar una flota rusa a las Kuriles y aviones chinos a avisar a Taiwan.
Mientras tanto, no llueve. La paz en peligro y los pantanos al límite. Si llueve, que no sean bombas.